Como el calor derrite los cerebros
y mi hijo se ha comido de mala gana el mío
confundiéndolo con las sobras del puré,
puedo permitirme hacer un poema de amor emocional sin cortapisas,
sacando los sentimientos en estado bruto.
¿Puedo permitirmelo?
No creo.
© Mariano Crespo Martínez
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