Bajo el suelo de Sol
también arde el subsuelo.
La distancia más corta
entre dos bocas de metro
es esta lengua de fuego itinerante
que como acabe en beso funde los andenes.
Declarado el incendio
no me apeo de trenes
en marcha por si la lava.
Cuentan de volcanes que, sin aviso previo,
erupcionan cuando se fuga el cava.
Si no has entrado en un túnel
a más de cuarenta grados
no tienes una idea cercana
de por qué cierro los ojos cerrados
en la curva de la muerta.
Es mi palabra de embustero
contra la dudosa verdad de la leyenda urbana.
Dile al Sol que cuando se ponga cierre la Puerta
y la luna mantenga entornados los ojos y tu ventana.
© Mariano Crespo Martínez
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