Evidencio inquietantes síntomas
del deterioro que el óxido del tiempo
siembra por las paredes desconchadas de mi cerebro.
Puede que no el más nimio
resulte del equívoco
de que para interpretar el futuro
mi curiosidad me conduzca
a recabar el criterio de ciudadanos ya muertos.
Cabe la posibilidad de que tras los obstáculos
para un diálogo práctico con los avestruces
y sensatamente hastiado del perfume vacuo
y la frivolidad de los que bailan Foxtrot en los naufragios
me haya refugiado en los clásicos
que a poner el dedo en llaga
no tenían alergia ni pánico.
© Mariano Crespo Martínez
No hay comentarios:
Publicar un comentario