A Maribel Vargas Calero
Los que creen en la trascendencia
confían en que haya medallas
para los que tuvieron dignidad.
La dignidad recompensada no es dignidad.
Dignidad es la ropa interior del espíritu
bien lavada y sin mostrar.
La dignidad es amputarse los dedos
para disimular los agujeros del calcetín.
La dignidad es arte por inútil.
La dignidad es la teología de lo civil.
La dignidad se consigue no se otorga.
Intentaré morir con dignidad
con la certeza de que nadie
va a llamarme para felicitar mi actitud moral.
La dignidad es un traje con lamparones
pero con una rosa en el ojal.
© Mariano Crespo
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