Mi pericardio mujer y el que esto pregona
gustábamos de ir a un cine desahuciado por la crisis.
En la entrada de la sala
un hombre joven
con la pasión del que quiere comer
y ganárselo cada jornada
extraía del clarinete el Adagio de Albinoni
por si unas monedas
por si una sonrisa
por si un guiño solidario llegaba como un telegrama.
Como hemos vivido por encima de nuestros debajos
todo se derrumba por el peso de nuestros excesos.
He visto noticias sobre el cierre de los cines,
de nuestro cine.
De la crisis de la industria.
Pero ni Albinoni ni yo logramos
que alguien nos dé razón del músico.
Se busca Adagio tocado con el corazón.
© Mariano Crespo
gustábamos de ir a un cine desahuciado por la crisis.
En la entrada de la sala
un hombre joven
con la pasión del que quiere comer
y ganárselo cada jornada
extraía del clarinete el Adagio de Albinoni
por si unas monedas
por si una sonrisa
por si un guiño solidario llegaba como un telegrama.
Como hemos vivido por encima de nuestros debajos
todo se derrumba por el peso de nuestros excesos.
He visto noticias sobre el cierre de los cines,
de nuestro cine.
De la crisis de la industria.
Pero ni Albinoni ni yo logramos
que alguien nos dé razón del músico.
Se busca Adagio tocado con el corazón.
© Mariano Crespo
Tus versos tocan así ese adaggio. No lo dudes.
ResponderEliminarGracias, Mariano, como de costumbre.