Todo estaba minuciosamente preparado.
Nada sujeto a la improvisación.
Sincronicé mi reloj con el de Cupido.
Leí a Viagra y tomé Neruda.
Perfumé de Dizzy Gillespie el salón.
Actualicé mi catalogo de reproches a la vida
y el inventario de agravios de las mujeres
que me hizo añicos el corazón.
El azar me jugó una mala pasada.
No me había citado con nadie.
Y a mí no me atraigo yo.
© Mariano Crespo
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