Los marinos odian los cumpleaños de Eolo
porque sopla las velas y hay tempestad.
Los transeúntes odiamos nuestros deseos
porque son suicidas con asiduidad.
Hay mujeres que odian a mujeres
y palabras que a sus sinónimos desean eliminar.
Hombres hay que dispararían a otros hombres
porque la envidia activa la ansiedad.
Hay odios porque a algunos espejos
les fabrican sin piedad.
Hay odios porque la leyenda
es más atractiva que la verdad.
Hay odios porque prometimos un río
y solo conseguimos el mar.
Hay odios tan miserables
como que el éxito no case con la felicidad.
Hay odios que unen familias
para toda la eterna interinidad.
Hay odios que odian a odios.
Eso es llamado lealtad.
El odio es, que broma macabra, un amor sin desarrollar.
© Mariano Crespo
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