La letra con sangre entra.
Y con qué ortografía sale
cuando al poeta la mano le recrimina
que la verdad no se guarde.
Escribo versos con la cartilla
en la que las mamás ni aman ni miman.
Versos rojos
para sanar heridas como mercromina
que desinfecte los castigos de la lengua.
Que el culo no se hizo para los azotes
debería ser un mandamiento de todas las religiones.
Escribo en el sendero de las orugas por las cortezas de los árboles.
Sé de un dolor profundo que solo se logra plasmar en palotes.
© Mariano Crespo
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