A Victoria Geijo, que me regala música
Abre la partitura y la descifra
en el tempo piano de la siesta
más que en la sugerencia
del creador de la sutil belleza.
Cual vidente recorre a ciegas
todos los matices que guarda en su memoria
de la breve estación de las corcheas,
de las fusas, semifusas
y la dignidad frutal de las cerezas.
Todos los aromas musicales
que tiene en la alacena
pulcra de su cabeza
a la que la tramontana
enredó el rebelde cabello
que ya no posee
y las ideas revolucionarias
que confita
y conserva.
© Mariano Crespo Martínez
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