Harto estoy,
estoy harto
de no tener billete
comprado para lugares
que, en sueños,
se empeñan en visitarme.
Espérame en Venecia
paseo la fiebre de Stendhal
y Marco Polo porta la maleta.
Soy el mercader y tú la especia
de las flores del mal
en el árbol de la ciencia.
Cubren tu tronco desnudo
unos tirantes de seda
y en medio de los montes
dos botones de azucenas.
Quisiera escribir con tiza
sobre la piedra
de la catedral de Florencia
que no hay más dios que tu aliento
y tu cuerpo su profeta.
En el prado de Hopper
que robamos verde al museo
haré un sencillo lecho
con los tallos secos del centeno
para que repose tu sangre
los efectos del veneno
que dona labios a tus besos.
En la sala de espera del embarcadero
tengo el número uno
para regresar
desde cero.
© Mariano Crespo Martínez
Qué sugerente ese 'los lugares empeñados en rendir visita'. Como poner alas al espacio carente de voluntad y echarlo a andar.
ResponderEliminar¡Y en estos voluntariosos octosílabos al aire, tan hermoso!
Salud
Saludos
Gracias, Pilar. Un agradable sorpresa que por este apartado lugar la gente llegue y hable. Un beso.
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