No me mortifica la edad.
Soy más joven que los muertos.
Sí me hace mella un lugar sin geografía
que no tiene dígito concreto
y no se llama, joven ni maduro ni viejo.
Hay una edad en la procesión
en que,, como en las pistas de despegue,
se te indica que ya no hay camino de retorno.
Si la has cruzado
sabes de qué taquicardia crónica hablo cuando callo.
© Mariano Crespo Martínez
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