La noche del domingo dejan de cantar los pájaros,
los árboles apagán el neón verde de los estrenos
y las taquilleras se despojan del maquillaje,
toman un taxi que apaga su verde luz
de libertad condicional para cobijar sus ojeras.
Los cines se quedan solos como viudos recientes.
La noche del domingo es verde con ojos negros,
y los ratones salen a desafiar a los gatos
cuando los bares echan el cierre.
La noche del domingo
comparecen todos los malos presagios
que guardan seis días
de jugarse el sol pidiendo cara.
La cruz viene de serie con los despertadores.
La noche del domingo
me devuelve a un niño que no quiere irse a la cama,
ni tómate el vaso de agua, ni ir al cole
y los ratones salen a desafiar a los gatos
cuando los bares echan el cierre.
La noche del domingo
comparecen todos los malos presagios
que guardan seis días
de jugarse el sol pidiendo cara.
La cruz viene de serie con los despertadores.
La noche del domingo
me devuelve a un niño que no quiere irse a la cama,
ni tómate el vaso de agua, ni ir al cole
La noche del domingo
los viajantes, en el hogar legítimo,
sacan de la agenda
los hogares provisionales.
La noche del domingo es un chiste verde contado en una celda.
© Mariano Crespo Martínez
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