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martes, 31 de julio de 2012

El último verano




No os sucede a vosotros
el añorar ese ardor volcánico
de aquellos veranos
en que paseamos nuestro desconcierto
junto a los apuntes de griego.

Aquellas muchachas a cuya ausencia
se hacia el amor por poderes en la siesta
y para justificar tanta suciedad
 luego se imaginaba uno felizmente casado con ellas.

¡Qué arrebato de culpabilidad tan lleno de inocencia!

Decenas de mujeres a las que no nos atrevimos
a dirigir una sola palabra.
Que fueron nuestras esposas
tras mancillarlas en el retrete
y que cambiamos por otra
en la playa
a la mañana siguiente.

 Al final viene el otoño
y una mujer redentora
que al igual que las primera lluvias
nos sorprenden siempre a deshora.
 

 © Mariano Crespo Martínez



               

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