No, no quiero volver a las arenas que cayeron
en mi reloj ni a soles que me acariciaron
una piel que varias veces he mudado.
La patria de las creencias en que no creo.
Las estrellas fugaces saben hacer su trabajo.
No, no añoro los inútiles esfuerzos por construir un individuo del que aborrezco.
Murió de muerte natural aquel pasajero posible
que fui para una melancólica máquina del tiempo.
A punto de concluir el edificio
sería un castigo regresar a los cimientos.
El pasado, hasta en sus brillos, me parece
material de desván e inventario.
En las últimas vueltas de la carrera
retornar al tiempo de entrenamiento
no me seduce ni para pagar céntimos.
No cambiaría el éxtasis pretérito
más cercano al cielo,
por un beso posible de mañana en el paseo.
Aguantar, seguir, leer, escribir, amar,
hablar, detenerse, respirar, vivir, vivir, vivir.
Los posibles finales
- y hasta los improbables-
son mi única pasión y esfuerzo.
© Mariano Crespo Martínez
vivir, vivir, vivir, ese es mi lema... un saludo
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