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miércoles, 18 de julio de 2012

La pasión según Zóbel



A mi buen amigo Orentino
que me lo ha traído al recuerdo.

La primera vez,
sí la primera,
me viene al oído
un sonido de guitarra. 

"Siempre que se hace una historia...",
se habla de un coche.

A mí me llevaban en uno.
Íbamos cinco personas,
cuatro fumando en los asientos
y Silvio Rodríguez cantando
una y otra vez en una cajita
a la que se le daba la vuelta
y repetía "Siempre que se hace una historia...".

Hasta el Che, al que llevábamos muerto
en el maletero,
impreso en una camiseta,
estaba harto
de la cancioncita.
cien veces repetida entre Madrid y Cuenca.

En la ciudad fuimos al Museo,
por primera vez,
sí por primera.

Cada vez que, mas tarde, conocía
a una chica con coche le proponía
aquel primer viaje.

No exagero si afirmo
que es uno de los museos más bellos
que he visto.
Y allí estaba la obra
de su creador, Fernando Zóbel.

A mí me emocionaba la manera
sutil de romper el lienzo de este hombre.

A las chicas que le fui presentando.
según la cara que se les quedase
ante el lirismo sexual de Fernando,
yo calculaba mis posibilidades.

Nunca me falló en la pasión el “método filipino”,
del impacto de aquel cuadro,
para saber si esa noche,
en una pensión de una estrella,
lograría con un trazado fino
romper el blanco de las sábanas.

Sutilmente, como Zóbel.


© Mariano Crespo Martínez



           

                   

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