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viernes, 17 de febrero de 2012
Contra el desprestigio del futuro
La ofrecí ir juntos al futuro.
Ella dudó un instante, seis latidos.
Yo prefiero viivir el ahora,
me contestó con apuro.
El ahora, le dije, no existe
es un engaño de los sentidos. Ahora es cuando te escribo,
cuando lo leas ya lo habré vivido.
Hay amores,
como empresarios,
que precisan contratos efímeros.
Hasta que el tedio nos separe
fue mi última oferta.
De esto hace ya algunos años
e incontables noches en blanco
pero tengo abierta la puerta
y amortizados los daños.
MARIANO CRESPO
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