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martes, 19 de junio de 2018

LUNA DE MIEL




La recuerdo sujetando una cerveza 
mientras desafinaban los músicos.
Meneaba con elegancia la melena
a la vez que la noche se empeñaba
en mantener la verticalidad,
una vez perdida la cordura
Los vatios propagaban que era divina
y yo pidiéndola en matrimonio
porque nunca había visto una sirena
por la que quemar mis calles
y vivir eternamente en una pecera.
Nos despertamos vestidos
en una playa nudista repleta.
Una metáfora de disparate
con los cuerpos llenos de arena.


Eso fue todo
Tan hermoso como un bello descuido
en un jugador de ajedrez enamorado.

Los elegidos por estas lunas de miel
sin boda, sin Cupido, sin anillos,
se despiden sin prometerse nada,
y con todo de nada incumplido.

Mariano CRESPO
© Fotografía de EDUARDO MOMEÑE



                  

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