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martes, 31 de julio de 2012

El último verano




No os sucede a vosotros
el añorar ese ardor volcánico
de aquellos veranos
en que paseamos nuestro desconcierto
junto a los apuntes de griego.

Aquellas muchachas a cuya ausencia
se hacia el amor por poderes en la siesta
y para justificar tanta suciedad
 luego se imaginaba uno felizmente casado con ellas.

¡Qué arrebato de culpabilidad tan lleno de inocencia!

Decenas de mujeres a las que no nos atrevimos
a dirigir una sola palabra.
Que fueron nuestras esposas
tras mancillarlas en el retrete
y que cambiamos por otra
en la playa
a la mañana siguiente.

 Al final viene el otoño
y una mujer redentora
que al igual que las primera lluvias
nos sorprenden siempre a deshora.
 

 © Mariano Crespo Martínez



               

Crónica





 En los periódicos de provincias
tienen preparadas las crónicas
de la Semana Santa.

Todos los años dicen lo mismo:
"En un ambiente de fervor popular...".
 
Sólo hace falta cambiar el nombre
de las autoridades
y de los que hacen la representación
de la Pasión viviente.

Me barrunto
-ustedes me perdonen-
que nuestro ánimo colectivo
es el de la crónica de un diario periférico,
sobre un calvario
que no es representación
ni festejo.

Es un drama real sin ensayos ni texto.

Solo falta poner nuestros nombres
a los crucificados, a los Judas, a los Pilatos,
a los romanos, al imperio.
y comprobar que la resurrección era un cuento.

Lo demás está escrito en nuestros miedos desde hace milenios.
© Mariano Crespo Martínez



                            

lunes, 30 de julio de 2012

Viaje al pasado




A la muchacha con el pubis herido
por la mujer que emerge en su cuerpo
le están robando la herencia de su madre:
el libre albedrio sobre la maternidad
el título de propiedad de su sexo.
 


 © Mariano Crespo Martínez





                            
                             

sábado, 28 de julio de 2012

Dolor


Tan solo quien me conoce muy adentro
sabe que pena me come cuando no ceno.

La misma que me quitó la esperanza
de que el ser humano sea, en esencia, noble, bueno.

Perdón por el poema,
el dolor como la pobreza es un rescoldo obsceno.
No calienta pero quema.
 



 © Mariano Crespo Martínez



    
                          

Miedo




Le tengo respeto a los besos.
Hay labios como propuestas suicidas.

Y carezco de antídotos contra ciertos venenos.
 


 © Mariano Crespo Martínez





                             

jueves, 26 de julio de 2012

Máquina del tiempo




No, no quiero volver a las arenas que cayeron
en mi reloj ni a soles que me acariciaron
una piel que varias veces he mudado.

La patria de las creencias en que no creo.

Las estrellas fugaces saben hacer su trabajo.

No, no añoro los inútiles esfuerzos 
por construir un individuo del que aborrezco.

Murió de muerte natural aquel pasajero posible
que fui para una melancólica máquina del tiempo.

A punto de concluir el edificio
sería un castigo regresar a los cimientos.

El pasado, hasta en sus brillos, me parece
material de desván e inventario.

En las últimas vueltas de la carrera
retornar al tiempo de entrenamiento
no me seduce ni para pagar céntimos.

No cambiaría el éxtasis pretérito
más cercano al cielo,
por un beso posible de mañana en el paseo.

Aguantar, seguir, leer, escribir, amar,
hablar, detenerse, respirar, vivir, vivir, vivir.

Los posibles finales
- y hasta los improbables-
son mi única pasión y esfuerzo.
 


 © Mariano Crespo Martínez



                   

miércoles, 25 de julio de 2012

La crueldad de los dioses





Ser druida, brujo o mago
ha sido mi vocación más clara.
Cuando era monaguillo
robaba los cirios del sagrario al cura
para sacrificar en el descampado
a inocentes hormigas
con un rito inventado.

Depositaba tanta fé en un rito imaginario
 tan real como  juego para  niños.

Siempre me deja confuso por qué tenia tan claro
que para obtener un bien había que sacrificar algo.

Y me embargaban remordimientos
cuando tenía que elegir
las victimas del sufrimiento.

Supongo que según se ejerce el oficio
te haces adulto y la piedad es un lastre pesado y molesto..
© Mariano Crespo Martínez






                             

La afluencia del agua salada



Gusto de quedarme en soledad durante las fiestas de masas.

Las inauguraciones olímpicas,
las campanadas de noche vieja...

¿Con quién estaba cuando Munich?
Aquella madrugada del 1 de enero

en que fui al banco a sacar el primer euro.
¿Vi la de Tokyo en blanco y negro,
cuando un boxeador español
pegó a un arbitro o me lo contaron?

¡ Qué laberinto es la memoria!
¡Qué trampas nos ponen para fugarse las lágrimas!

Si no has disfrutado de llorar a solas
no sabes hasta donde puede llegar  por tu cuerpo el agua salada.
 



 © Mariano Crespo Martínez



              
                  

Los besos


 
Con un año más de los que tiene mi hijo pequeño
ingresé en un internado.

Con la decisión propia de una madurez de diez años
y saber que querer estudiar
no rima con un barrio obrero.

Por las mañanas se hace el remolón
y le devoro a besos.

 Me detengo de repente y entiendo las enfermedades que padezco.
 


 © Mariano Crespo Martínez




                       

martes, 24 de julio de 2012

Destino




Tengo diez respuestas preparadas
para la pregunta que nunca me harán.

No es que sea previsor es que dudo el final de mi biografía.

Estoy escribiendo por tercera vez
mi cuarto nacimiento.
Llevo dos padres enterrados,
dos parejas y una madre.

Me produjo dolor escoger los traidores,
placer reconocer los cómplices
y cada uno cumplió su misión
con un tesón encomiable.

Es cansado quitar la responsabilidad a los dioses
sobre el propio destino,
pero nos ennoblece.

Quién lee el futuro en los astros
es que no tiene buena visión de cerca.
 


 © Mariano Crespo Martínez



            

Contra el desprestigio de la estupidez





Hay tardes cretinas.
Esas tardes en las que te llaman
para contarte que se ha muerto un conocido.
Te quedas sin palabras.
Y piensas: no he merendado,
u otra cosa sin sentido.

 
Hay tardes cretinas
en las que te derrota la idea de que no has vivido.
Y piensas: no he regado las plantas,
ni he planchado la camisa.

Hablando con los ancianos
descubrí que están vivos
porqué cuando les mientas un dolor
te dicen: mal año para los trigos.

Los pensamientos estúpidos
nos rescatan de las tinieblas
y son narcóticos contra suicidios
Pero no tienen prestigio.

Hay tardes cretinas,
tardes en las que se te viene a la memoria...
Ya va siendo tiempo de que me corte el pelo.


© Mariano Crespo Martínez  




               

             

domingo, 22 de julio de 2012

Domingo noche



La noche del domingo dejan de cantar los pájaros,
los árboles apagán el neón verde de los estrenos
y las taquilleras se despojan del maquillaje,
toman un taxi que apaga su verde luz
de libertad condicional para cobijar sus ojeras.

Los cines se quedan solos como viudos recientes.

 La noche del domingo es verde con ojos negros,
y los ratones salen a desafiar a los gatos
cuando los bares echan el cierre.
La noche del domingo
comparecen todos los malos presagios
que guardan seis días
de jugarse el sol pidiendo cara.
La cruz viene de serie con los despertadores.

 La noche del domingo
me devuelve a un niño que no quiere irse a la cama,
ni tómate el vaso de agua, ni ir al cole



La noche del domingo
los viajantes, en el hogar legítimo,
sacan de la agenda
los hogares provisionales.


La noche del domingo es un chiste verde contado en una celda.




© Mariano Crespo Martínez


                        

                    



                         

sábado, 21 de julio de 2012

Número


Viví mucho tiempo creyendo
que yo amo
era la primera persona del singular
del irregular verbo azar.

Cuando ahora juro que yo amo no es un juego
es porque pluralizo cuando lo conjugo.

Amar de manera plural

es un modo singular
del navegable verbo mar.

Porque amar
es mirar a cualquier punto cardinal

y divisar el mismo puerto.

 © Mariano Crespo Martínez


          


                    

Como el llanto de los gitanos


Conocí a un abogado
que llegó tarde a un juicio,
colgó la toga
y se hizo camarero.
Pese a tener manos de pianista.
y ojos grises de hechicero.
Si hubiera sido piel roja
le hubieran bautizado
como el hombre que no hablaba
ni estando solo.

Guardaba un secreto jondo
como el llanto de los gitanos.
 
Me puso más de una copa
mi viejo amigo
de melena blanca
que parecía expulsado
de una canción de Bob Dylan.
En la punta de la lengua
siempre me despedí de él
con una pregunta muda.

La respuesta está en el viento
diría don Robert Allen Zimmerman.

No le he vuelto a ver
porque me corté la coleta
de jugarme la vida
en los ruedos de las noches.
Demasiadas cicatrices
y mucho miedo al vacío
debieron tener la culpa.

Si los que le conocieron
se lo tropiezan
comentadle que tengo hijos
y que me gustaría que fuese
su profesor de Ética.
Tal vez tendré la oportunidad
de hacerle esa maldita pregunta
cuya respuesta ya nada importa porque el viento ya no sopla

O no nos importa
lo que dice a los que perdimos el tren de vuelta.

© Mariano Crespo Martínez



               
                   

Lo que el banco se llevó



La vida es una película.
Millones de ellas.

Somos protagonistas en secuencias
de historias ajenas.

Y en la nuestra,
en demasiados planos,
figuramos de extras.

Ese tipo del sombrero
que pasea con un periódico abierto,
y no tiene texto
aunque sí un aire de desconcierto
arruinado y noble
entre Luis Escobar 

y Manuel Alexandre.

Como todos los cineastas estamos
en manos de los accionistas
y del productor.

Un tipo al que no pongo rostro
pero sí un imponente habano
y una barriga como de cardenal
o de buda enfadado.
Bueno, sí, todos los productores
se parecen a Edward G. Robinson. 

Para mi pelicula quiero un drama real
pero rodeado de la épica y los romances
de las grandes epopeyas.


Ya desde el título daría referencias:
"Lo que el banco se llevó".

Aunque no guardo similitud alguna
con el petulante de Clark Gable
mi partnaire si declamaría
con rabia y desaire:
"Juro por dios que nunca mas
volveré a pasar hambre".

Yo he escrito un final feliz para mi personaje
y cada día lo ensayo,
con la duda de si el tipo del puro
considerará si ese producto
satisface al mercado
y si las autoridades
lo consideran un alegato
en favor de la justicia poética
o del puro asesinato.


Porque para los finales soy un clásico.
Una vez asesinados los financieros,


y con el revolver aun humeando,
quiero un largo beso con fundido en negro,
Bill Evans haciendo llorar al piano
y hasta a las impávidas palomitas
que tanto tienen visto
y tanta lágrima las ha empapado.
 


 © Mariano Crespo Martínez 



                  

                             

Banco Central Europeo



Nosotros teníamos más tablas
pero a los señoritos se les descompone la cara
cuando acuden al Monte de Piedad.

Y eso que lo que empeñan es nuestro futuro y a nosotros mismos.

 


 © Mariano Crespo Martínez






                           

viernes, 20 de julio de 2012

La razón



En el amor 

 y en la historia de España

tener razón es a beneficio de inventario.

 

 © Mariano Crespo Martínez




                  

miércoles, 18 de julio de 2012

Prehistoria




"Soy el que camina sobre las aguas de la imaginación"

JUAN CARLOS MESTRE

Yo soy yo
y las circunstancias
de tu destino.

Antes que la historia
tuviera su primera línea temblorosa de dudas..

Antes que el poema
 
hiciera un nido en el árbol de los miedos.

Desde que imaginé que existías supe que tus pasos eran mi camino.
 


 © Mariano Crespo Martínez



 
           
                  

Libertad



 No creo que a algunos guste
lo que voy a expresar,
pero la ventaja de la edad,
en contra de lo que se cree,
es el descaro.

En este país leemos para reforzar los propios argumentos.
Para que un papel nos diga
que si somos bobos
no estamos solos en el universo.

Un país de ciudadanos libres
lee a los antagónicos tanto como a los propios.

La fe en esta geografía piadosa
ha hecho mucho daño.

Tanto tiempo de biblia
ha generado creyentes,
adictos a lo dogmático.

Creyentes de derecha.
Creyentes de izquierda.
Creyentes de centro.

Algunos de mis jefes
me consideraban
poco recomendable
"porque va a su aire".

En cualquier sitio eso sería un elogio,
aquí es un pecado, una lacra.

Cuando los creyentes
de izquierda, derecha o centro
llegan al poder
una dictadura está naciendo.

 La ideología es el lugar que uno escoge habitar
después de haber recorrido mil mundos.

La idea no es una partida de nacimiento.
 


 © Mariano Crespo Martínez




             

La pasión según Zóbel



A mi buen amigo Orentino
que me lo ha traído al recuerdo.

La primera vez,
sí la primera,
me viene al oído
un sonido de guitarra. 

"Siempre que se hace una historia...",
se habla de un coche.

A mí me llevaban en uno.
Íbamos cinco personas,
cuatro fumando en los asientos
y Silvio Rodríguez cantando
una y otra vez en una cajita
a la que se le daba la vuelta
y repetía "Siempre que se hace una historia...".

Hasta el Che, al que llevábamos muerto
en el maletero,
impreso en una camiseta,
estaba harto
de la cancioncita.
cien veces repetida entre Madrid y Cuenca.

En la ciudad fuimos al Museo,
por primera vez,
sí por primera.

Cada vez que, mas tarde, conocía
a una chica con coche le proponía
aquel primer viaje.

No exagero si afirmo
que es uno de los museos más bellos
que he visto.
Y allí estaba la obra
de su creador, Fernando Zóbel.

A mí me emocionaba la manera
sutil de romper el lienzo de este hombre.

A las chicas que le fui presentando.
según la cara que se les quedase
ante el lirismo sexual de Fernando,
yo calculaba mis posibilidades.

Nunca me falló en la pasión el “método filipino”,
del impacto de aquel cuadro,
para saber si esa noche,
en una pensión de una estrella,
lograría con un trazado fino
romper el blanco de las sábanas.

Sutilmente, como Zóbel.


© Mariano Crespo Martínez



           

                   

Por mis muertos




No perdono a los amigos que se fueron,
que no estén ahora conmigo.

Les necesito tanto.

No tan sólo para comentar
cuanto sucede y me produce espanto.

 Es de más trascendencia
el hueco en el sofá a las once y cuarto.

He de decirles, para limpiar mi conciencia,
que les he traicionado.

Que no asesiné a gentes que juntos odiamos.

Y que, en el colmo del desacato,
llegue a entender su conducta
y perdonarlos.

Que he descreído de dioses
de músicos y banderas,
de primaveras absolutas
que fueron nuestras quimeras.

Quisiere mirarles a los ojos
y, tras narrarles mis deserciones,
me dijeran si la vida me ha hecho
más superviviente y mezquino
o más prudente y más sabio.

Estoy hablando con rencor a la muerte.

Me ha arrebatado con saña opiniones
que me condenan a vivir de alquiler en la duda,
porque uno tiende a culparse o se exonera
para poder dormir o para dar sentido a este viaje.

Lo que no puedo es leer el corazón de mis amados cadáveres.
 


 © Mariano Crespo Martínez



                   
                      

Abierto por cierre





Pueden abrir los comercios
día y noche
pero la gente sin dinero
no gusta de mirar los escaparates.

Los amos de los barcos
pueden estérilmente prolongar la pesca
si el mar les niega los peces.

Casi nunca obtendrás lo que buscas en donde no existe.

Excepciones hay.

Madrid es una ciudad sin mar que colecciona naufragios.
 


 © Mariano Crespo Martínez



  
                         

                                   

martes, 17 de julio de 2012

El revés al mundo



No deja la vida de sorprenderme.

No salgo de mi asombro
contemplando como la persecución
hace de los extraños prójimos.

La lógica apunta a que si no hay dinero para prisiones
 están descontentos a la vez el preso y el carcelero.

Pero aquí el laberinto todavia guarda más entuertos.
Que la deuda privada duplique a la pública
y se quite el dinero a los que deben menos.

Pero en donde la película
por más esfuerzos que hago no entiendo
es cuando va contra las reglas del género.

He leído mucho literatura negra
pero, aun con este bagaje, me pierdo.

Que alguien me diga si comprende
el embustero argumento
central del enredo.

Cuenta que los secuestradores pagan el rescate de los secuestros.
 
© Mariano Crespo Martínez



                              

domingo, 15 de julio de 2012

Exposición




Te separas.

Nos fijamos en diferentes planetas.

Ahora estamos juntos.

Vuelves a perderte entre el mundo que contempla
o se conmueve en la mirada de un barrio
con obreros en sus faenas.

Te digo que es raro que un artista
detenga su pincel en los que trabajan.

Reímos, debía de ser comunista.

Te confundes con la sala y la iluminas.

Me pregunto que pensará Hopper
de tu perpleja,
entusiasmada,
belleza.

Caminas en redondo y tu cabeza es una ruleta ansiosa
sobre la que apuesto en que cuadro instalarás tu sorpresa.

Absorta en un paisaje verde te detienes,
veo que justo allí fundas tu casa
y deseo como un niño
que me invites a visitarla.

Hopper expone su talento
y yo gozo imaginando a lo que estoy expuesto.
 


 © Mariano Crespo Martínez



              

                             

sábado, 14 de julio de 2012

La sangre fría



No me gusta tomar decisiones
cuando me domina el apasionado y traidor lenguaje de la rabia.

Pero justifico los impulsos surgidos bajo su influjo sanguíneo
porque las emociones son como el oxígeno,
eso de lo que nos nutrimos como pájaros y panteras.

Lo que no perdono.
Lo que Truman Capote retrata y no disculpa.
Es la sangre fría que destruye mas que el abrasador rojo de la ira.

Lo que no perdonaré nunca es esa sangre fría de clase alta,
fría de estirpe y fría de estudios,
con que nos roban y, para más escarnio, nos insultan.

Si las lagartijas supieran
sonreír a las cámaras, se les parecerían.
 


 © Mariano Crespo Martínez




              
              

jueves, 12 de julio de 2012

Niños de cartón



 En el tiempo en que yo era un niño a juego
con el barrio pobre en que residía,
teníamos una envidia gigante a un vecino
al que los proveedores visitaban dos veces,
una para servirle,
otro para embargarle.

Los niños jugábamos con las cajas
de los electrodomésticos de ida y vuelta
-convertidas en escudos, automóviles, chozas-
que aquella casa nos deparaba.


Nosotros éramos niños de cartón,
envases de inocencia,
conocedores de que menos da una piedra.


Teníamos cariño a aquel vecino
porque, en mi barrio.
los proveedores nunca nos regalaron
un juguete ni por Reyes ni por magos.


Son raros los mecanismos que te hacen reconocer a tus cómplices.
 

 © Mariano Crespo Martínez
                

El viaje



 Si aun estás vivo,
puedes llegar a sentir
que lo peor de esta crisis
no es que poseamos menos cosas,
sino que tenemos demasiados trastos
e ideas caducadas
que nos lastran para el viaje.



Viajar no es algo tan simple como desplazarse.

El viajero puede saber que s ubica en otro lugar
sin que haya mutado su geografía.

Viajar es tener una estación en la cabeza.

El viajero asimila que nada es ya lo mismo
porque el que se ha desplazado es su paisaje.

En la nueva calle la moneda ya no tiene su valor.

La gente habla un lenguaje que entiendes pero no comprendes.

Hasta el clima te miente.

Creías que estabas en un país prospero
y resides en un lugar pobre.

Sientes unas ganas de volver
a donde nunca estuviste.

 El billete es inocente
 porque la fecha es correcta.
pero empieza a resultarte extraño
lo que llamabas habitual.


Que no te cause sorpresa
si descubres que viajar

es un fenómeno tan cotidiano y mágico
como asomarse a la ventanilla
de un tren en vía muerta
y que el mundo se desnude ante tu mirada.

Aprender a observar y adaptarse a lo distinto
es la seña de identidad del explorador que llevas dentro y dormido.

© Mariano Crespo Martínez



                        

miércoles, 11 de julio de 2012

Mineros




No sólo es obrero un bombero o un minero.
Algunas veces les achaqué arrogancia.

Pero cuando llega la hora de la verdad
son la infantería de choque de nuestra conciencia adormecida.
 


 © Mariano Crespo Martínez




                              

                                    

martes, 10 de julio de 2012

La soledad de la memoria



De siempre ha habido amigos, los mejores,
empeñados en poner sobre la mesa de nuestras charlas
esas perlas maravilllosas de mi vida
que yo extravío por los bolsillos de mis pantalones viejos.

Dicen que García Márquez pierde la memoria
por la vieja cabeza o por los zapatos nuevos.

Con ser triste no me apena su dolencia.

Millones de personas le servirán de guía
si una mañana por Macondo pierde el rumbo
y no llega a la casa de los Buendía.

Aunque la soledad de la memoria haya cumplido cien daños.
 



 © Mariano Crespo Martínez



                           

domingo, 8 de julio de 2012

Abrazo




 No comparto la idea del amor
con los ahorradores
empeñados en meter algo.

Ni con los desprendidos
en su pasión láctea por echarlo.
 
Yo gusto de estar dentro,
fundido,
confundido,
en un baile acompasado,
fieramente humano.

Y humanamente animal,
entre primitivo e ilustrado.
 



 © Mariano Crespo Martínez



          
                   
 

Inprudencias temerarias






No es prudente usar los mapas de países imaginarios
pera explorar territorios reales.

En la geografía de una mujer puede propiciar una debacle.
Viajeros conozco a los que retiraron el pasaporte.
 


 © Mariano Crespo Martínez





                             

sábado, 7 de julio de 2012




¿Me han preguntado quién eres?

La que cuando no digo lo que no digo
sabe lo que estoy diciendo,
he respondido.

Siento de veras haber sido tan indiscreto.
 


 © Mariano Crespo Martínez



                   

El viajero y el viaje


 No veneres al monstruo que te habita.
No rindas culto al deleznable.
Más no lo expulses.
A su modo, también es un ángel.

Y trascendental es su papel
en la función que representas.

 Has venido al mundo
con dos compañeros de viaje
para aprender una lección
y recoger un mensaje.

Que la duda no te confunda el día
en que estés obligado a discernir
entre el equipaje
y el lastre.
 

 © Mariano Crespo Martínez 
                  

La madurez de la belleza





 La belleza mantiene su esencia
pasado el tiempo de la exuberancia.

La hermosura insultante es perecedera.
 La hermosura plácida con la sabiduría se acrecienta.

Lo entenderás cuando te embriague el olor de las flores secas.
 


 © Mariano Crespo Martínez



                      

viernes, 6 de julio de 2012

Doce cuerdas




Durante los últimos cinco años
la vida fue tan generosa
que me dio diez veces más golpes
que en el conjunto de los 50 marchitos.

Algunos dirán que por eso tengo el pelo blanco
o la mandíbula de cristal convertida en añicos.

 Yo prefiero agradecer que durante 5 décadas
tan solo fuera un boxeador de gimnasio.

Que no estoy sonado
y que las piernas tienen fuerza para seguir bailando.

© Mariano Crespo Martínez


                  
                     

El pensamiento propio




"¿Se encuentra bien una fuente echando agua? Contesta."
FEDERICO GARCÍA LORCA. "Así que pasen cinco años"


Allá por mis años de estudiante
vine en despreciar a muchos de mis profesores
que, como letanías de oposiciones, nos recitaban ideas
ajenas sin ningún pensamiento con sello propio.

He pensado con el tiempo
que la iglesia católica,
durante un largo periodo,
y en algunos de nosotros
el lado más triste del comunismo,
en un momento infinitamente más breve,
no son ajenos a ese proceso.

Somos, en demasía, hijos de nuestro entorno,
poco asesinos del padre
y germinadores de pensamiento nuevo.

Humildemente hablo desde mi cobardía.

No ignoro que es un bagaje escaso.

Ha sido más cómodo
equivocarse con el colectivo
a que se te quede cara de memo.

Y no me siento orgulloso
cuando asumí lo que predicaba la iglesia,
aquello que sostenía el partido,
lo que era comúnmente aceptado,
el pensamiento políticamente correcto,
lo socialmente admitido.

Para no generar gresca,
para evitar malentendidos,
para que no me llamasen traidor
como en más de una ocasión
me han repetido
con saña,
a gritos cerca del oído.

Pero hace tiempo que no,
y lo siento por mi seguridad
y la de mis hijos.

Hace ya bastantes canas
que digo lo que pienso,
fruto de la rica ensalada,
de aquello que observo,
oigo, analizo, leo
y aliño con el pensamiento recogido
y que en la fresquera  de la memoria conservo.

He sido más tiempo de lo aconsejable negro.
Ahora cuando firmo es porque es casi enteramente personal aquello que he escrito.
 

 © Mariano Crespo Martínez



               

miércoles, 4 de julio de 2012

Carta





 Hoy, 2 de Julio de 2012,
amor, te escribo,
para decirte con palabras
lo que saben los chopos
las adelfas advierten
y tu conoces.
Te lo escribo
para que lo toques y lo beses:
TE AMO.

Ese era el motivo de la presente
además de comunicarte que sin tu piel
me siento tan desabrigado
como eso montes
que se están quemando.

Espero tu regreso.

Tu espacio guarda todavía tu perfume
y me piden razón de ti los pájaros.

Dos besos te mando
uno por lo que te deseo, para tus ojos,
y otro, por lo que añoro tu voz, para tus labios.


© Mariano Crespo Martínez



                      

                          

martes, 3 de julio de 2012

La luna ya no es lo que era




Albergo desde hace muchos años cautela
sobre la discreción de la luna.

De siempre me ha ensombrecido una desconfianza
sin motivos sobre los que saben demasiado.

Y ahí reside el problema.

Quién no ha llorado a su tenue luz sus penas.
 
Quién no ha dicho las verdades a su cara.
Quién no la ha hecho testigo
de secretos inconfesables.
Quién no ha jurado por lo más sagrado,
en sus morros.
que no volvería a enamorarse.

Yo he llegado a dejar por escrito que
que hay cosas que la luna y yo solo sabemos.

Cuando empieza la desconfianza, malo.

La luna ya no es lo que era.

No suelo rendirme ante los celos
pero ya nada ha sido igual desde lo suyo con Neil Armstrong.
 

 © Mariano Crespo Martínez


                  

Orgullos




Contemplé festejar a los gays su orgullo de serlo.
Los obreros solíamos hacerlo los primeros de mayo.
Allí he llevado a mis hijos para que sepan a que palo juego.
Son hermosos los orgullos que molestan la soberbia del Poder.

Son orgullos públicos que comparto.

He dado en preguntarme en privado
de qué estoy orgulloso
y llevo un largo tiempo
pensando,
contemplando un viejo album de fotos,
dudando entre derrotarme con el llanto
o recomponerme,
encender la pipa
y sentarme a escuchar un tango.
 

© Mariano Crespo Martínez 


                 

                   

domingo, 1 de julio de 2012

Poesía social




Tengo ganas de hacer pis
y no me deja la señorita.

La poesía social,
la rebeldía en verso,
no nace del utilitarismo,
de darle rima a la conciencia,
de robarle pureza a un género
como un bastardo admitido.

Nace como germinan los poemas de amor
para sembrar ese terreno baldío de la soledad y el desamparo.

Nace como un silencio que se desgarra.

Nace como un grito grita.
© Mariano Crespo Martínez 



               

Destinos





 Si a mis 16 años
hubiera tenido la posibilidad
de que apretando < y el número 3
surgiese un corazón en el cuaderno de una chica,
hubiera sido de ciencias y no de letras.

Quizá no habría memorizado a Neruda,

a Quevedo, a Cortázar a Lorca.
Tal vez hubiera renegado de bohemios y lunáticos.

Invadir, con versos por munición,un corazon ajeno
fue mi vocación formativa.

En el esfuerzo de seducir a otro
he encontrado la ruta para no ser infeliz
cuando con la soledad convivo.

Los caminos conducen a sus intereses que,
por extraño que parezca,
son a menudo más provechosos que nuestras intenciones.
© Mariano Crespo Martínez



                      

La libertad (II)




 Una vez fui a visitar a un preso.

Durante mi vida han sido muchos los presos
 que han venido a mi casa
o yo he sido su huesped.
en habitaciones sin rejas.

Uno se convirtió en mi segunda padre.

Su principal lección es que estar fuera de la prisión no es ser libre.

Que la libertad no esté prisionera en mi cabeza fue su legado.
 

 © Mariano Crespo Martínez