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martes, 13 de marzo de 2012

Carta sin acuse de recibo


No creo que te llame al mínimo consuelo
que, siendo el que era, ya no sea el mismo.

No creo que sean bálsamo mis palabras

para una cicatriz que supura mi nombre.

No creo que dejes el confort de los lamentos
para mudarte a la vulnerabilidad de los sosiegos.

No creo que releas nuestra novela entera,

gustas de abrir los libros por las páginas finales.

No creo -ay, el tiempo cruel- en tu actual caricatura,

apelaria al retrato de belleza que has extraviado.

Creo en tu vocación de cobradora de peajes

para caminos por los que hace tiempo nadie pasea.

No creo, en fin, que te permitas el lujo

de una piedad contigo, y menos una ajena.

Sí creo en que, como no hay reencarnación,

nuestra historia será perénnemente seca.

Y sobre todo creo que, aún en estas fechas,

tienes el corazón secuestrado por la cabeza.

Creo que se te paró la hora en un reloj

de apeadero por el que no transitan ya los trenes.

Por eso en el libro de la memoria de mi vida

hay un capítulo sin morir que ya está muerto.

Eso es lo que creo. Y me duele, aquí y ahora,

tu recuerdo y la soledad de las fotos huérfanas.

Tengo marcado el calendario con tu olvido.

En los días laborables y en las fiestas.


© Mariano Crespo Martínez

          

4 comentarios:

  1. Que maravilla Mero! Que maravilla!
    (como decía Alberto Cortez...)

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    Respuestas
    1. Siempre eres muy generosa. ¿Te gustó el poema "Freud, el de los viajes submarinos?
      Eres mi sicóloga de fb de cabecera.
      un beso.

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