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jueves, 31 de julio de 2014

Seguridad


Una señora culta, inteligente,
lúcida, me dijo un día,
en la intimidad de la sobremesa,
que su marido nunca la dejaría 
porque era un hombre
que nunca se desprendía
de nada inútil o viejo
fuera una mujer o una silla
un trasto o una reliquia. 

A ella casi se le escapó una lágrima,
yo todavía no he digerido 
aquella lejana comida. 

© Mariano Crespo

miércoles, 30 de julio de 2014

Fenómenos para normales


Si uno llega
y el otro se va,
no siempre es un desencuentro
o una tregua.

En ocasiones, son fuegos naturales
y pirotecnia.

Una rara guerra
en la que la paz son cuerpos felices
y encontrados entre las pérdidas.


© Mariano Crespo

martes, 29 de julio de 2014

Acto fallido



Quedamos para llorar juntos 

pero olvidamos el motivo y los pañuelos.
Así que hicimos el amor
para pasar el rato. 

De esto hace unos cientos de orgasmos
y alguna lágrima para celebrarlo. . 

© Mariano Crespo

domingo, 27 de julio de 2014

Presagios


Amor, 
no es laborioso escribir, 
pero es todo lo contrario a cómodo 
este osado quehacer
de jugar malabares con los miedos.

Decir aquello que no puedo 
dar por cierto
ni poner la mano en el fuego

pero que se escapa 
con cada bocanada de aliento. 

Decir, por ejemplo, 
que tengo urgencia 
por sacarlo todo 
porque no me quede nada dentro 
ni en el deseo 
ni en el pensamiento
ya que tengo el escalofrío 
de media tarde en invierno 
cuando mis muertos previenen 
de que proteja mi alma 
que vienen malos vientos
y se me hielan las manos
peso a la canícula de julio 
cuando esta ociosa la chimenea
y muy lejos tu cuerpo.
 

© Mariano Crespo

sábado, 26 de julio de 2014

Escritura con género


Hubo un tiempo en que leía a mujeres 
pese a que estas no escribieran
ni yo sospechara que tuvieran ese vicio. 
Las descifraba con la pasión 
y la fiebre del que bien sabe lo que busca
pero ignora lo que ya está dicho. 

Años más tarde 
hubo mujeres que me dijeron 
que escribía lo que ellas habían vivido
ocultándome generosas 
que en los más intimo
sabían que cada palabra beso 
que yo besaba era un plagio consentido. 

Al final he leído mujeres 
y en aquello tan familiar que dicen
he hallado lo que me falta por vivir 
y apeándome del ego, escribo mejor
cuando escriben que he crecido.
 

© Mariano Crespo

viernes, 25 de julio de 2014

Viajeros y turistas



Nadie se acuesta con un viejo 
por el vigor que de joven tuvo como amante
pero se contemplan las ruinas de una ciudad 
como vestigios de lo que fue una civilización 
que desafió con la belleza a la barbarie. 

Yo sin desdeñar el viaje físico 
a templos que tuvieron dioses 
o cimientos de bibliotecas
en donde residió el arte 
y moró el saber de una época
procuro trasladarme con la mente 
porque las ciudades que amo 
ya no existen y me repugna
acostarme con la reliquia mortal 
de quien dicen fue una diosa 
de belleza incomparable. 

Las ciudades a las que llego,
los hombres con los que converso 
las gestas en que participo 
las lecciones de los sabios eternos 
están en oferta en agencias de viajes
cerradas por falta de clientes 
y derribadas a tasas y saqueo.. 

Se llamaban librerías 
y no resistieron la competencia 
del borracho de garrafa
y el sexo zafio del casquero. 

No creo que se halle registrado
a Marco Polo o Gerald Brenan 
en alguna fonda de patanes 
de estos modernos viajeros.
 

© Mariano Crespo

jueves, 24 de julio de 2014

Ciudad en la que ya no resido



Siempre enseñamos 
una ciudad que no es la nuestra. 
Un recorrido de alivio 
por templos y museos 
parques y calles con nombres
de muertos ajenos. 

Nuestra vida no coincide 
con lo que reflejan las guías, 
Lugares que han desaparecido 
sin dejar razón del callejero. 

No existe el horno de pan 
donde daban un bollo recién hecho 
al niño rubio de ojos claros 
que era el hijo de los porteros. 
No tiene barco pirata 
el patio del colegio 
en el que subía al palo mayor 
en cada travesía o recreo. 
No está el kiosco de prensa
ni el viejo con bata gris 
que me daba los cromos 
y los domingos el TBO. 
No he vuelto a saber 
del guardia de la porra 
que paraba el tráfico 
para llamar guapa a mi prima 
que ruborizada aceleraba el paso
y me prohibía contarlo. . 
Hace lustros que no veo 
a aquel cura viejo 
al que besaba la mano
empujado por mi madre 
y él me regalaba un caramelo
y la estampita de un santo. 
No tengo noticias
del tranvía que pasaba por Recoletos 
y cuyo revisor me solía dar
la matriz de los billetes 
que fueron mi primer cuaderno. 

Por no hablar 
de los rincones secretos
cuando la juventud 
ponía incandescentes
los neones y los gametos. 
Cines de butaca tórrida, 
hostales sin estrellas 
pero con derecho a cielo 
y buhardillas con gato 
hostil y gata en celo. 
Los rincones de las citas 
las miradas clandestinas
Neruda y las margaritas
las estatuas en que mentimos 
las carreras que no hicimos
por correr en la avenida. 
Las monumentales corridas 
sin cartel y sin cuadrilla,
las promesas de amor eterno
que tienen su alcantarilla
sus lágrimas de recuerdo
y la letra de un bolero. 

Podrás visitar mi ciudad 
y como turista despistado 
recorrer precipitadamente 
los rincones en que me detengo. 
Tengo una colección de postales
de Madrid que nunca enseño
porque no había fotógrafo de cámara
en las esquinas de donde procedo. . 

© Mariano Crespo

Sentidos



Yo no creo mucho en eso de mirar a la cara de la gente


porque las palabras que me conmocionaron,


las que me pusieron del revés la piel y los órganos, 


las pronunciaron a oscuras o las escuché por la radio.



Yo no creo mucho en eso de mirar a la cara de la gente
 

pero si no me miro en tus ojos, amor, me vuelvo sordo.




© Mariano Crespo

miércoles, 23 de julio de 2014

Terapia



Que haya gente enamorada 
de los cerebros de la red 
no tiene porqué sorprender 
ni causar espanto. 

Todos los que peregrinamos al psiquiatra 
sabemos lo que es desear 
a quien conoce nuestros bajos fondos 
a la que poda los jardines en que nos metemos 
y tiene datos sin necesidad de cinta métrica
de que somos tan gigantes como enanos.

En la otra esquina del cuadrilátero,
nosotros solo sabemos de ella 
que en nuestros sueños 
nos suplica arrastrándose por el fango 
que la quitemos la ropa 
y que la ayudemos a apagar 
ese incendio que la consume por dentro. 

El tiempo se evapora
hasta en las consultas con vistas
a alcobas y venenos, 
pagamos a la desconocida
y nos vamos
igual de chiflados
y con un nuevo deseo insatisfecho
para la mental colección de huecos
que abrieron las felices perdices 
de nuestros propios cuentos.

© Mariano Crespo

Instinto


                           
      " Una noche, senté a la Belleza en mis rodillas"
                                                    Arthur Rimbaud 

Empecemos por el principio. 
Cuando se comienza
a derribar las murallas
con los labios
sin trompetas 
ayudado de versos de Rimbaud 
y la complicidad de la ginebra.
Cuando se descorre la falda
o se indaga debajo de ella 
no se busca la rutina 
las huellas de los antepasados 
ni el ADN del candor de las muñecas.

Cuando se rastrean 
las huellas propias 
sobre las trincheras ajenas 
en el minado campo 
de la lencería y la cera 
las noches en que hay sangre
sobre la luna llena 
y duerme la inocencia
el peso de los elefantes
cae sobre la tierra 
que se conmueve 
como una virgen 
ante el rugido de la selva. 

Entonces y solo entonces
te jadeo en el oído 
que empecemos por el principio
y queda todo dicho. 

© Mariano Crespo 
© Dibujo de Julio Santiago

Manifiesto del que tenía una paja en el ojo



No voy a pasar ya una a los espectadores,
a los críticos, a los censores 
y a los catadores de venenos.
A los tantos por ciento de nadie 
y las ovejas que se duermen 
contando insomnes
mientras rumian obviedades
o balan editoriales.
A los beatos del bipartidismo
y a sus fieles maniqueos. 
A los aduladores de vacunas, 
a los fabricantes de semáforos, 
a los devotos de la fe de erratas,
a los artesanos de alzacuellos,
a los que a escondidas se masturban 
con las crónicas de guerra 
y las páginas de sucesos. 

Estoy de observadores de la realidad 
equidistantes y objetivos 
hasta los huevos. 

Esta mañana he pesado a la báscula 
y preparo nuevos actos de insurgencia 
tanto o más lesivos para su modelo
de  tanta viga
 propia y tan poco amor ajeno.


© Mariano Crespo

martes, 22 de julio de 2014

Realización


En la adolescencia 
haces proyectos insensatos 
sobre tu futuro 
del estilo de ser elegante 
como un pingüino 
viajero cual ave migratoria
independiente como un gato
o como las ballenas
dominar los océanos 
alojando incautos marinos. 

Lo pienso a menudo 
ahora que razonablemente 
devoro los cacahuetes que me arrojan 
y miro a las cámaras de ustedes 
con gesto cómico 
para hacer las delicias de los niños. 

Nada te hace más feliz que no traicionarte a ti mismo. 

© Mariano Crespo

lunes, 21 de julio de 2014

Frecuencia Modulada


Era un latiguillo común 
de los que hacíamos radio en los 70.
Chamullábamos algo en inglés 
y añadíamos en estéreo 
"lo que en castellano es algo así como"
y nos lanzábamos a algo semejante
a traducir. 

Así que, amor,
la cosa era como que 
pongo a sonar a Elvis 
con su love me tender, love me sweet
lo que en castellano es algo así como 
te lo voy a comer todo
de principio a fin. 

Nunca supimos mucho inglés en la FM 
pero la censura creía que sí. 


© Mariano Crespo

Intocables


Te escribo 
para decirte 
que no te guardo rencor 
mi sentimiento es frío
como el cadáver 
de un asesino de versos
pero no me permito el olvido
como no olvida el cachorro
la patada y el gemido. 

El rencor no es poético 
como tampoco lo son 
el sarro o los orzuelos.
Te guardo prevención 
y alerta como a las llamadas
de teléfono en la madrugada,
la carta de la muerte del tarot
o las catástrofes de los diarios
manchando la primera plana. 

El rencor no es poético
pero la poesía 
ayuda a vaciar el saco 
ventilar la alcoba 
arrojar lastre 
o evitar la gangrena 
extirpando lo infectado 
de ese tipo poco literario
tornado en kakfiano
que siendo hombre
se convirtió en herida
durante una época 
más larga que cien daños.

Tatuar en sueños 
la palabra asco 
sobre tu piel 
inversa 
que es gusano
y fue hilo de seda 
es un acto de justicia 
que palía 
aunque no arregla.

Tampoco compensa
el tiro por la espalda 
la mala baba 
el secuestro de la belleza 
la usura con los recuerdos 
la orden de residir bajo la alfombra 
como la basura que se oculta 
empadronado en la memoria
del extenso territorio 
que comprende la palabra mierda.

Hay mesías vocacionales
que para redimir 
supuestos pecadores 
los rebozan en miseria
los envuelven para regalo
y los donan con cariño
a directores de cine 
que se recrean 
filmando la agonía
a cámara lenta. 

Aunque no te nombre
para no congregar
al mal sabor de boca 
tengo tu foto pegada 
con chinchetas 
en el tablón de anuncios 
de mis avisos vitales 
en donde reside 
lo que no debo hacer 
a quién no creer 
y por qué ponerme 
en guardia 
cuando alguien me habla 
con el lodo dulce 
de la bondad falsa. 

Te tengo el respeto 
que doy al horizonte,
no me importa que estés 
pero me conforta no alcanzarte,

Tenernos siempre a la vista,
pero ser en esencia intocables. 

No me quiero despedir 
sin agradecerte 
el haberme enseñado 
todo lo que nunca 
debería descubrir
cuando no estuve en guardia,
atento ni preparado.

Que la vida te trate bien,
aunque sea solo 
por su propio amparo. 

© Mariano Crespo

domingo, 20 de julio de 2014

Los mejores poemas


Cuando trabajas con palabras 
o con piedras 
bajo cada pieza
los días de bonanza 
hay una posible historia, 
un relieve, una leyenda. 

Basta acariciar cada capa
y las mujeres empiezan a tener nombre
y biografía las estatuas.

Hay, por descontado, 
días aciagos 
en que las piedras 
te sugieren la palabra piedra 
y las palabras están huecas. 

Esos días 
se narra la propia impotencia 
y por una razón que desconozco 
surgen los mejores poemas. 

Tengo pavor
a que la vida,
el arte, 
la belleza 
sean una absurda ocurrencia. 

© Mariano Crespo

viernes, 18 de julio de 2014

Sin cita previa


Acontece en rara ocasión 
pero sucede 
que te topas de golpe 
con el sueño fugitivo 
de tus noches 
del brazo 
de un desconocido 
o tomando prestada 
la sombra 
al mediodía de un parque
en la ciudad sin censo 
de las quimeras
que ya no arden. 

Acontece 
esa parálisis 
que creías muerta 
en el cementerio 
de tu gris adolescencia
esa vista nublada 
ese terremoto en las piernas 
esa caja de ritmo en el pecho 
ese primer boleto 
para la muñeca desnuda
con tu sexo fallando 
más que una escopeta de feria. 

Acontece 
que te detienes 
porque no era esto 
esto no era 
y se ponen a media asta 
todas tus banderas 
menos la blanca
y doblan las campanas 
por una mentira menos 
por una certeza 
que parece una muesca 
en las ilusiones perdidas
tras caer los dientes 
de leche 
y salir las muelas.

Y llegan la molestas preguntas:
por qué tanto tiempo esperando 
si los engaños no tienen sala de espera,
por qué los sueños de la segunda vida 
se convierten en las pesadilllas de la quinta. 
por qué se empieza a verlo todo claro 
cuando se pierde la vista. 

Acontece en rara ocasión 
pero sucede
que te vas a vivir a una nube
llegas y llueve.
 

© Mariano Crespo

jueves, 17 de julio de 2014

Calificaciones


En el colegio nos leían las notas en el comedor 
para escarnio público de los derrotados. 


Decían tu nombre 
te ponías en pie 
y leían tus calificaciones 
entre silencio de lentejas
o algarabía de cuatros. 
A los tontos oficiales 
se las decían dos veces y despacio 
para general regocijo
y privado espanto. 

Dicen que para ser alto
siempre es necesario alguien más bajo 

Había un tipo, 
dos veces listo
en aquel conjunto 
de candidatos a mentecato. 

Copiaba sus notas 
en múltiples copias 
y las desperdigaba por el patio.
Los incautos las recogíamos
y se las devolvíamos 
lógicamente inquietos 
de tanto sobresaliente extraviado.
Un éxito sin padre
es derrota tanto como huérfano. 

Me da miedo 
peguntar por él. 

Dicen que para estrellarse 
no hay como subir muy alto. 

Al menos es una idea muy extendida
entre los suspensos y los bajos.
 

© Mariano Crespo

miércoles, 16 de julio de 2014

Grafodependencia y otras adicciones



                               
                            A los que aman algo de lo que escribo 


Por qué se escribe.

Esa es una pregunta para la que no encuentro
respuesta en este desván en desorden. 

Admito que algunas tardes,
sin llamarme Cristóbal, 
gustaría más de descubrir un continente 
o sin que me llamen Giacomo 
naufragar en un contenido 
hasta llenarme el sexo de barro
y de veneno frutal la mente. 

Por qué se escribe,
si hay tantas razones para cerrar el pico 
con la hermosa dignidad con que contempla 
la ciudad el gorrión callado
o la torre del campanario 
o el neón de un hotel 
para las víctimas de amor sin cómplice. 

No hay que buscar razones a los adictos:
vemos o imaginamos unas palabras 
y nos empiezan a temblar las manos. 
Es una carencia
imperiosa y absurda 
grave como la necesidad 
de tener un dios cercano. 

No es que desconozca 
que hay oficios más productivos 
y aficiones más saludables 
como pasear en bicicleta por los océanos 
o conducir rebaños de abejas 
por la inmensidad del polen. 

Tengo que admitir
que con la palabra se puede ser profeta
o vendedor de pócimas y jarabes. 
También abogado de herejes,
predicador en los grandes almacenes,
notario de emociones 
y diccionario de errores
para mujeres infalibles
u otros suicidios afines, 

Claro que asumo
que hay múltiples maneras 
de ser un estorbo útil 
como un paraguas en el cine. 

Por qué se escribe. 
No hay que buscar razones a la misericordia.
Vemos temblar unas manos 
nos empiezan a imaginar las palabras
y si te estás empapando que importa si llueve.
Es una necesidad 
imperiosa y absurda,
grave como la incongruencia 
de levantar un templo a mí mismo, 
ese dios impostor en el que no creo. 



© Mariano Crespo

martes, 15 de julio de 2014

Previo al asalto


Muchos de los momentos imborrables 
de mi vida oscura 
han sucedido bajo la luz tenue 
y la palabra desnuda. 
Esas pausas para el desgarro 
entre dos crímenes 
o el pitillo de después de,
o de antes del paredón cotidiano.

Ahora puede ponerse a llover 
o sonar un frenazo
o errar un disparo.
Puede explotar un aplauso 
y rendirse mi boca a tus labios. 

Ahora debo poner un punto y final
porque no sé escribir sin manos. 

© Mariano Crespo

lunes, 14 de julio de 2014

Sencillez


Que no entendías la vida sin mi mirada sobre ella
me decías en la carta que nunca me escribiste.

También implorabas a los dioses que jamás faltara
mi aliento dando calidez a tus sueños. 

Me abruma pensar en que pudiera haber sido cierto
este delirio de campos yermos.
Me libera que las cárceles que erige la imaginación 
no existan con sus ataduras de cieno.


Ser amado es más sencillo

                      y más complejo, por qué no reconocerlo.
 

© Mariano Crespo

domingo, 13 de julio de 2014

Consumo gusto


No tengo motivos que justifiquen 
mi desdén por las ranas 
pues me he pasado la vida 
coleccionando charcos. 
También silencios de trompetas, 
ventiladores averiados, 
necrológicas de mis muertes 
y la ausencia de pum de los cohetes
mojados o defectuosos de serie.

Amo también nubes abstractas 
películas que no entiendo
pecados mortales de pensamiento
 
carreras de caracoles 
exposiciones de fracasos 
ungüentos contra los ungüentos
las claras de la mañana
las yemas de tus dedos

tercas persianas que no bajan
y escaleras que no suben
por carencias de deseo.


No tengo motivos que justifiquen
 
mi desdén por el consumo 
pero  siempre obtengo gratis
lo que de dentro me nace

lo que me mata de gusto
y lo que es tan exclusivo
que escribo para permitírmelo.
 

© Mariano Crespo