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viernes, 31 de mayo de 2013

Pausa




Décadas dediqué a domesticar

la pausa de lucidez que desactiva el arrebato. 


Ahora me reprochan que soy menos espontaneo.
 



© Mariano Crespo Martínez







                          

La desconcertante fe del ateo




Durante mis años mozos,


antes de la invención del abono-transporte,

no estaba a mi alcance

escapar con asiduidad 


del barrio del caos en el que fijé mi residencia

en la tierra de nadie.


Rescato para el presente efímero

ese amasijo de pasiones sin horario

con el propósito de presentarles

a un poeta que vivía en México

y fue mi guía de destierros

hasta el día de mi temprana primera muerte

y de su doloroso entierro.


La historia diminuta

de dos vencidos con un mar por medio.


León Felipe me hizo escribir mis primeros versos.


El poeta que huyó del sapo Iscariote,

el caballero andante

que no tenía casa solariega y blasonada,

el paria que ni siquiera tenía una capa,

me relató, como nadie, la lástima.


Por él llegué a Alonso Quijano

y entendí a Cervantes

con su cara de funcionario preso,

y el brazo sano de genio.


Por él me hice romero.


Supe, por él, por sus poemarios,

que dios vive lejos del templo

y, apostando por el respeto a los muertos,

deseché la burda idea de ser sepulturero

o de rezar como el sacristán viejos los rezos.


Mi vida limitaba al norte con un poeta viejo, sordo y feo.


Han pasado bastantes libros por mis manos

pero, aun hoy, tengo depositada

en el sabio zamorano, la desconcertante fe del ateo.



© Mariano Crespo Martínez






                              
      

jueves, 30 de mayo de 2013

Ganar el Sur no es perder el Norte



Solo a un necio le puede interesar


conocer en que puntal cardinal 


se encuentra


cuando se extravía.


Sabido que los piratas

no usan cuaderno de Bitácora,

tan solo loro, parche, ron,

y madera en una de las tres patas.




La brújula para los perdidos

es sólo una verificación de destino,

la bajada del guardabarrera estando ya en la vía

a la hora maldita

en la que el tren trae cara de pocos amigos.



El certificado de víctima de la notaría.



Cuántos comodines me quedan

para no llegar tan pronto al páramo del frío.

Quedan 33 latidos para el invierno.



Ir de farol con brújula

es como viajar al infierno

con la compañía

de un hisopo y un exorcista.

De qué sirve en un sitio sin ascensores

tener por único cómplice

al ascensorista.



El destino es una apuesta en los boletos de transporte.


Mienten quienes aseguran

que ganando el Sur, pierdes el Norte.




La historia, ay, la suelen escribir


esos cretinos previsores


que la tienen prevista.



A veces, llega,

asegura

mi vecina de asiento en la escoba.


Qué turbador resulta el amor de una bruja.


Es más segura la garrafa de ron que alguna pócima.

© Mariano Crespo Martínez







                   

                    

miércoles, 29 de mayo de 2013

Adicciones sin terapia




Los vicios sencillos están más arraigados.


Por quién dejarías de beber agua clara.

Por qué de esnifar aire limpio. 


Las cosas primarias, ay, a las que somos adictos.





© Mariano Crespo Martínez





                            

                     

martes, 28 de mayo de 2013

La lengua en la que tengo morada




No falseo la moneda de la verdad

cuando digo en ocasiones


que beso en catalán,


describo a los nazis en hebreo,

 
blasfemo en latín

 y maldigo en arameo.



Requiebro en francés

de la vendimia,

canto en un inglés

necesitado de subtítulos

y miro en italiano

cuando poso el ojo en lo prohibido.



Conozco que Carlos V daba órdenes

en francés a la señoras,

en alemán a la milicia

y a dios, en castellano.

No sé llega emperador,

por gracia divina,

para pronunciar su nombre en vano.


El castellano es la lengua

en que mi madre me desveló el lenguaje.

Es mi patria y mi bandera.


El arte en la pluma de García Márquez,


Cortázar, Neruda, Lorca, Quevedo,


Galdós, los Machado y Miguel Hernández.


Yo quiero y no puedo

pero es mi cómplice de este viaje.


Lo utilizo para echar las redes del enredo

y sacar a navegar mi fantasía

pero no para imponer

un concepto, una costumbre, una idea.


Como el mismísimo amor,


es universal y sin aduanas esta lengua vuestra y mía.

Y si no que venga Cervantes y lo vea.




© Mariano Crespo Martínez





                  

lunes, 27 de mayo de 2013

Ars Moriendi




Condenados a hacer testamento vital
hiriendo la corteza de los álamos.


Al borde del precipicio, en el límite
de fuerzas, versos y víveres.



Con la herida purulenta del alma

exhibida en el museo de la carne.



Comprendiendo, a la postre, que los buitres

y las cigüeñas pregonan distinto mensaje.




Fuera de nuestro alcance la barbarie,

nos abandonamos al impudor de los cadáveres.



© Mariano Crespo Martínez




                    


                      

sábado, 25 de mayo de 2013

Una noche en Zaragoza



                                  Fran Picón


Una noche en Zaragoza delirante
como una jota Ebria
o como si la luna
se bebiera de un trago el río y su cauce.

Alguien pudo confundirme

con las ruinas romanas 


y a Fran con Cesar Augusto 


contemplada la ciudad desde mis ventanas.



Un grupo de mujeres se empeñó en la tarea

de cubrirme de besos para protegerme del Cierzo

con un Ebro tan pletórico que bajaba marea.



Puse el nombre de deseo al nuevo tranvía

que pasaba a la sombra de la basílica

en memoria del perdido que no entiende la guía.



En añoranza mía

que gozaba como Zara

de su aragonmanía.

Una noche en Zaragoza delirante
como una jota Ebria
o como si la luna se bebiera
de un trago el río y su cauce. 




© Mariano Crespo Martínez






                    

                   

viernes, 24 de mayo de 2013

Amapola




                                         a Ani Moreno, que ama polas, ama


Al punto que el campo de amapolas

cerraba los ojos,


la niña se despertaba.

Turbada de rojo, enrojecida,

ardiente y encarnada,

flor en carne herida.



Y en el ojo, chispitas de vida,

lumbre en la húmeda mirada
.



© Mariano Crespo Martínez






                    

miércoles, 22 de mayo de 2013

Pírrico






Al ser elegido muerto del año,

tras sobornar al jurado,


comprendí que una victoria pírrica 



no procura amparo


y tiene un precio rastrero.



Es decir, demasiado alto.



Mas no me quedaba arena para rechazarlo.





© Mariano Crespo Martínez





                    

lunes, 20 de mayo de 2013

Muera la intransigencia




Uno de mis mejores amigos es heterosexual.
Una de mis mejores amigas no es lesbiana. 
Trabajo por ser menos homófobo de lo corriente
y porque, con su cuerpo, cada cual
haga lo que le venga en gana,

no lo que espera la gente.


Viva la libertad.
Mueran los lugares comunes, los tópicos
y la intransigencia del intransigente
.



© Mariano Crespo Martínez






                   

                      

Ángeles nocturnos




Algunas noches escribo cartas
 a ese lejano sitio
al que van a volar los globos
 que se escapan de la mano de un niño. 


Algunas noches tengo una fe razonable en lo impreciso.
 Mas tarde vienen los ángeles.
Luego, amor, ya estoy dormido.


© Mariano Crespo Martínez






                     

                    

domingo, 19 de mayo de 2013

El triste




Iba a celebrar a la glorieta
de la diosa Cibeles cada terrenal derrota.


Cualquier arquitecto conoce que un proyecto 
de convivencia no se construye 
sobre la ruinas de un libro de familia.
Eso es metamorfosear de cucaracha a insecto.


Tarareaba tangos en los bares con pianista
y en el zoo observaba con envidia
como chingaban los chimpancés
sin psicoanalista ni remordimiento.


En los semáforos compraba pañuelos
de papel como el que va de fulanas
o pide asilo en los confesionarios
buscando enormes orejas y breves consuelos.


Los días de lluvia exhibía, para los turistas japoneses,
su tristeza por las aceras,
los parques y las zonas de asueto
subvencionado por el Área de Cultura del Ayuntamiento.


© Mariano Crespo Martínez






                                           

El amor en los tiempos del pánico



                                 a Diana Álvarez


Aquel tiempo de mujeres miedosas. 


Hubo años en que tuve citas con estatuas
de piedra recién tallada.


Referencia de ello no consta en los libros de historia. 
Sí en los tratados de miseria
y botánica de la hoja caduca y caducada. 


No hay perfume con menos memoria
de cenizas y chimeneas,
que el olor de una braga recién lavada. 


El reino del olvido no tiene reliquias.

© Mariano Crespo Martínez





                       

sábado, 18 de mayo de 2013

Mala estrella




Robé a Julio Cortázar
el número de la tómbola
para el sorteo del título de poeta,
el año en que le tocó a Gloria Fuertes.
 

Ando desde entonces con la muñeca Chochona
y una botella sin mensaje de aguardiente.


© Mariano Crespo Martínez





                    


                     

Conjunción astral




Llegará el día en que me dejaré llevar,
en un vetusto Cadillac,

por el boulevard de tus deseos.


A las 33 revoluciones deJudas, por traidoras monedas, 
sonará el lamento de Charlie Parker,
con el saxo asfixiado por el humo
del tugurio de los desamparados,
esquina a la esquina de mi calle.



En ese otoño de nupcias te daré un beso a escondidas
de mis amigos, que contarán hasta cincuenta
antes de salir a buscarnos ese paraíso perdido
por los piratas proscritos y la descalza Cenicienta.



Te cubrirás con un vestido ceñido de alba
y yo luciré mi traje de los domingos
condecorado con su pajarita roja
y sus  leves copos de nieve blanca.



Acostumbrado a cobijarme en la duda,
de la chistera extraeré un sombrero,
y otro más bello y otro menos serio..
Todos ellos tan perplejos como  huecos.
Pocas veces acuden en mi ayuda
el clavo ardiendo y los conejos



Pero en esta fiesta han dejado de ser extraños
mi hambre antigua y tus renovadas ganas
tus uñas afiladas y mi desprevenida espalda



Tengo ya en el recuerdo esa mañana
prevista por los astrólogos
en un cálculo impaciente
para dentro de varios años y una o dos semanas.



Conjunción astral de mi ascendente
Piscis con las más revoltosas de tus hormonas
.




© Mariano Crespo Martínez 






                      

viernes, 17 de mayo de 2013

Bohemia




Debe de existir una manera estándar de vivir.
Debe de haber un modo ferrocarril de caminar
como un tren que jamás descarrilara. 
Debe.
Lo sospecho.
Es más, tengo la certeza


Sucede que creo que yo ya nací en la cuneta
o no leí el manual de instrucciones,
por mi dichosa pereza.


La bohemia, por naturaleza, prescinde de vacaciones.



© Mariano Crespo Martínez





                   

jueves, 16 de mayo de 2013

Y el verso se hizo verbo




Voy a intentar explicarme. 
Decir que luz se enciende
cuando a media oscuridad 
recitas un poema 
y el silencio invade
la muralla de la distancia
propia, neutral y ajena.


Esa humedad en los labios secos.
Esa brisa aliento que besa.
Esa detención del tiempo.
Esa ingravidez que pesa
en mitad de los huevos.


Tener doce razones para morir,
para resucitar, una docena. 




© Mariano Crespo Martínez






                        

miércoles, 15 de mayo de 2013

El portavoz de silencios



El portavoz de silencios

acuña monedas,
palabras,
sin valor, sin contenido,
como un llanto sin emoción
que respalde con sal las lágrimas. 


El portavoz de silencios,
es el muro de las lamentaciones
el freno de la ira 
la otra mejilla,
la otra lengua,
el rostro que encubre al culpable. 


El portavoz de silencios
es la marioneta con rostro amable
que hace opaco al ventrílocuo
le eclipsa, le cubre la retirada, 
le suplanta,
entretiene
y nos distrae.



© Mariano Crespo Martínez

Como los Beatles



Tengo memoria de tantos frenazos
rozándome en donde ladran los perros rabiosos. 

Los automóviles han asediado mis paseos. 


No he visto ninguna cebra desafiando al tráfico
con su rayado paso.


Nadie me ha amado en un asiento abatible.


Jamás me embragué antes de un cambio.


Las lunas de los coches
siempre las divisé en cuarto menguante.


Soy bípedo, ensimismado, vocacional peatón,
Me conduzco por la vida sin carné.
Soy paseante.


Víctima y culpable de la mala conciencia
de ebrios conductores
que juegan a la ruleta rusa con un volante.


En un país en que la responsabilidad individual
no es un accesorio de serie en la mecánica de élite.


Nunca quise tener un auto.
Me gusta mi sexo, no quiero prolongaciones ni sucedáneos.


Soy un melenudo suicida como los Beatles. 


© Mariano Crespo Martínez






                   

Teorema de Nada




Una de los asuntos que colecciona equivocaciones
es el decir, a su debido tiempo, Buenas noches.


Casi siempre es demasiado tarde.
Casi siempre es apresurado.
Es de una gravedad sin ley.
Es el mensaje sin recado.


Es el Teorema de Nada
que sabe mucho a poco
y que, para que no falte de todo,
ni siquiera está formulado.



© Mariano Crespo Martínez






                    

martes, 14 de mayo de 2013

No return point




No me mortifica la edad.
Soy más joven que los muertos.


Sí me hace mella un lugar sin geografía 

que no tiene dígito concreto
y no se llama, joven ni maduro ni viejo.



Hay una edad en la procesión
en que,, 
como en las pistas de despegue, 
se te indica que ya no hay camino de retorno.


Si la has cruzado
sabes de qué taquicardia crónica hablo cuando callo.



© Mariano Crespo Martínez







                         

lunes, 13 de mayo de 2013

Si no es magnicidio cómo se llama




Creo recordar que he visto cimbrearse a los chopos

ebrios por el soporífero licor del viento del sur.


Estaba a ocho metros de Adolfo Suárez en el preciso


momento en que con dignidad arrojaba la toalla


y un redactor jefe me había enviado porque en el CDS

no había canapés de calidad y nunca pasaba nada. 



El día que mataron a Kennedy la acera hervía 

por una tarde impía que hizo que las porteras,

con mi madre a la vanguardia,

fueran plañideras con una convicción rara,

entre el espanto y la alharaca. 



Pasarían muchos años hasta la mañana
 
en que aprendiera en clase de Lengua
 
que magnicidio era que metieran al mundo

un tiro en cabeza ajena.



Jamás imaginé que vería reventar la cabeza

al mundo para salvaguardar algunas carteras.


Y si su nombre no es magnicidio cómo se llama.



© Mariano Crespo Martínez








                      
   

domingo, 12 de mayo de 2013

Crónica de un crónico




No, no estoy curado de espanto.

No niego que me robó una novia
un fiel amigo gay

después de que ella me engañase con otra.


He visto a la gente insultar
a los que abogan por sus derechos
y aupar hasta el poder
a los presuntos.


Los pobres son de nacimiento sospechosos
y cuando crecen culpables.


Los ricos son genéticamente ladrones
y, cuando les aprueban Derecho, presuntos.


Con estas vacunas
hay quien es de natural impertérrito
y puede tomar el té durante terremotos.



Pero es que yo no aprendo, coño, no aprendo.


Tropiezan mil veces las piedras conmigo,
el mismo tipo,
y parecería que los minerales no tienen memoria.


Todavía blasfemo
con la firmeza de un teólogo
cuando me hace pupa
un desplante,
un desamor,
un desvergonzado hiriendo
a un desheredado
cualquiera,
mi prójimo.


No estoy curado de espanto
y, para más inri,
mi doctora parece que tampoco.




© Mariano Crespo Martínez 






                                 
                      
                   

viernes, 10 de mayo de 2013

Indicios



Me vas conociendo.
Tengo deseos sencillos
y no suelo recordar las pesadillas
en los divanes ajenos.

Soy torpe tanto como tierno.

Por tontadas me enfurruño
pero me dura el tiempo exacto
de esquivar al murciélago
en los breves claustros del tedio.

En mis analíticas no encuentran
ni una gota de rencor ni de olvido
ni de sangre fría
aunque provenga del frigorífico.
Soy nada lagarto y desbordo latino.

Adquirí, al pasar el Rubicón,
vocación de cascarrabias
pero no me matriculo
y me irrito sin titulación.

No me gusta la gente en masas
excepto cuando hay un común objetivo
o cuando me diluyo de sólido a líquido.

No me han doblegado con castigos
pero me derrumbo con un beso
y confieso cuánto quiero y he querido.

Nunca logré ser pianista
pero mis dedos saben hacer su trabajo.

Me vas conociendo.
Tengo deseos tan sencillos cual tozudos.

Ver nacer el día contigo
es uno de los más lúcidos

Y verlo morir
uno de los más lúdicos.



© Mariano Crespo Martínez






                    

jueves, 9 de mayo de 2013

El cocinero de Maó




                                             A Victoria Geijo, que me regala música


Abre la partitura y la descifra
en el tempo piano de la siesta
más que en la sugerencia
del creador de la sutil belleza.

Cual vidente recorre a ciegas
todos los matices que guarda en su memoria
de la breve estación de las corcheas,
de las fusas, semifusas
y la dignidad frutal de las cerezas.

Todos los aromas musicales
que tiene en la alacena
pulcra de su cabeza
a la que la tramontana
enredó el rebelde cabello
que ya no posee
y las ideas revolucionarias
que confita
y conserva.


© Mariano Crespo Martínez





                   

                            

miércoles, 8 de mayo de 2013

Taxidermistas de sueños




Los taxidermistas de sueños guardan el Olimpo
en la chistera donde los dioses procrean como conejos
y son extraídos a conveniencia.

Los taxidermistas de sueños
incluyeron la carne de gato en la gastronomía,
tienen libros de culto en las axilas,
hacen carrera política desde la escuela,
gustan de quemar sabios en las hogueras,
son dueños de urbanizaciones en la galaxia,
posan para su retrato en las casas de moneda.

Los taxidermistas de sueños 
inventaron el travestismo con un cordero y una loba,
convierten a la muerte en alegre sala de espera,
levantan sedes sociales en los cementerios,
realizan sesudos tests de inteligencia a la sopa boba,
emplean las palabras más hermosas
para la fachada vacua de la nada,
celebran el bautismo de todo lo maldito,
coleccionan devotos en ediciones de bolsillo lleno,
compraron el arcoíris a precio de ganga,
y cobran derechos de autor por las banderas.

Los taxidermistas de sueños
convierten el vino en agua, al revés que el Nazareno
y lograron, pertinaces, que la izquierda 
fuera designada dirección prohibida.

Los taxidermistas de sueños 
son el oficio más antiguo sin abrirse de piernas
ni cerrar por nochebuena.
© Mariano Crespo Martínez






                   
                      

lunes, 6 de mayo de 2013

La vida tras la burbuja



Volver a empezar
es un repaso de los cuadernos de apuntes
ahora que ya no importa entender la letra.


Volver a empezar
es recuperar el apetito
por el pan y chocolate y dulce de membrillo.


Volver a empezar
es renovar a la curiosidad su abono de socio
para el palco con vistas al sosiego,
ese país en donde la vida transcurre despacio.



Por eso al volver a empezar
no conviene comprar prismáticos
con vistas al pasado,
ni microscopios
para analizar los salivazos recibidos.


Ni telescopios
con vistas a los urinarios de los planetas.


Ni visitar videntes, ni intimar con santos.


Más bien, al volver a empezar,
conviene desempolvar el traje de la dignidad
que guardamos como fondo de armario
aunque no vaya a juego con nada
de lo que ahora se lleva.


© Mariano Crespo Martínez








                               

domingo, 5 de mayo de 2013

Inmortalidad vacua



Conocí a un corazón con piernas
que albergaba el deseo
de que una placa le inmortalizara
en un retrete de damas.

Supe de un escritor
que tenía concluida su necrológica
para evitar las torpes
necedades de un exégeta de guardia.

A uno le pueden llamar pánfilo
pero que no le manipulen
ni a los hijos ni a la obra.

Estériles esfuerzos en un país
en donde es costumbre
el guardar memoria
de
los genios por una anécdota.

Con excesiva frecuencia,

ajena.
De borrón
y cuenta nueva.



© Mariano Crespo Martínez








                               

sábado, 4 de mayo de 2013

Los lugares que se empeñan en visitarme



Harto estoy,
estoy harto
de no tener billete
comprado para lugares
que, en sueños,
se empeñan en visitarme.


Espérame en Venecia
paseo la fiebre de Stendhal
y Marco Polo porta la maleta.
Soy el mercader y tú la especia
de las flores del mal
en el árbol de la ciencia.


Cubren tu tronco desnudo
unos tirantes de seda
y en medio de los montes
dos botones de azucenas.
Quisiera escribir con tiza
sobre la piedra
de la catedral de Florencia
que no hay más dios que tu aliento
y tu cuerpo su profeta.

En el prado de Hopper
que robamos verde al museo
haré un sencillo lecho
con los tallos secos del centeno
para que repose tu sangre
los efectos del veneno
que dona labios a tus besos.


En la sala de espera del embarcadero
tengo el número uno
para regresar
desde cero.




© Mariano Crespo Martínez



                      

viernes, 3 de mayo de 2013

Un país triste con capital en Lepe



Tan Castellanos.
Tan Místicos.
Tan Épicos.
Tan Tristes.




Por qué el humor no tiene prestigio en la lírica.


© Mariano Crespo Martínez
 






                                     

jueves, 2 de mayo de 2013

Visceralmente razonables





El hombre, en su versión más aceptable,
semeja un rehén en la partida entre la razón y los dioses.

Somos tan improbables
que retirar el pasaporte a la magia
quizá fue una decisión precipitada.

Los siglos de las luces dejan enormes sombras.

Hemos errado en muchas direcciones.
Detenerse no es una opción
pues somos la huida de una derrota segura.

El asunto es indagar en otros lugares
o repasar los instantes
en que se nos escaparon los pequeños detalles.

En nombre del hombre,
como en divinas lealtades,
el factor humano devino en una rémora.


¿Habrá llegado la hora
en que los hijos enseñen a leer a los padres?


© Mariano Crespo Martínez 


                    

                                   

Identidad



No son los que piensan como yo.
Ni familiares.
Ni vecinos.
Ni compatriotas.
Ni altos, ni bajos,
ni tontos ni vivos,
ni machos
ni con eterno femenino.


¿Quiénes son los míos?


Aquellos que conocen mi retrato y no la caricatura.
Los que saben lo que me la trae floja
y lo que me la pone dura.
Los que me escuchan y no hablan de oído.
Los que además de darme
cera me sujetan la vela
y beben en el vaso donde yo he bebido.


Son singulares, escasos, diminutamente gigantes.


Los que me convierten el grito en murmullo.
Tan insolentemente leales.
Tan traidores como fieles.


Los que, en el amparo de su corazón, soy suyo.


Los que distinguen a mi esqueleto de mi pelele.


Los que podrían daño dolerme
porque se atrevieron a mirar donde duele.


© Mariano Crespo Martínez





                    

Esencial


No desea una mujer que un hombre
sea en la pasión
breve.


Conciso, claro, directo,
en la expresión de un sentimiento,
conviene.


En dos palabras, te quiero.


En una, amor.



Y no es leve.


Un copo no es poco. En esencia es toda la nieve.


© Mariano Crespo Martínez






                                
                               

Prevención



Transito cruces de caminos
en los que me inquieto.


Cuando mi pensamiento confluye
con el de intereses inconfesables,
os lo confieso,
me enroco, me pongo a resguardo, me parapeto.


Los parajes minados semejan oasis
y, salvo su atractivo, no hay indicios de veto.



© Mariano Crespo Martínez