La vida, contemplada en serio, es un chiste malo
contado por un diablo, desde la perspectiva
distante
de un proyecto sin contenido, urdido con el
propósito
de aligerar el infinito tedio de quien aspira a
lo perfecto.
Una vez dicho esto,
tu boca tiene la dulce textura del albaricoque
fresco
y hasta el contexto.
© Mariano
Crespo
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