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viernes, 31 de enero de 2014

Cotidiana eterna




Catorce años
para quince
tenía mi mirada
cuando descubrí lo apacible 
que es el sol del invierno 
mientras atraviesa un membrillo. 

Ese día se completó 
con el hallazgo 
de la fiebre en clase de francés,
los supositorios, el ponche
y unos inquietantes delirios. 

Sigue siendo un misterio 
hoy, con la vista cansada,
este sol del invierno 
y cuándo, cómo, 
y por qué un hecho cotidiano 
se instala en el recuerdo y se transforma en eterno. 


© Mariano Crespo






                             

                                

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