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lunes, 12 de mayo de 2014

Tiempo


Si mis dioses no creen en dios
adónde irán los rezos 
por mi salud y mi cielo
de quiénes velan por mi nombre
y lo susurran en verso. 
Son como regalos 
para un hijo que no tuvimos 
en esas tardes tan largas 
sembrando vientres 
y bebiendo libros.

Los hombres que no fui 
visitan las ciudades que no he visto 
y me envían postales 
para hacerme daño 
las noches en que estoy solo 
y no duermo porque no me fío 
de los sueños. 
Esas ciudades 
a las que querrías llegar 
tras leer la carta del adiós
que creías un hasta luego.

Nunca estás preparado para nacer
y mucho menos para llegar a muerto.

Nunca estás preparado para crecer
pero no te respeta el tiempo
y te despides de esquinas
de vocaciones
de abrazos sin texto 
y palabras sin beso. 
De oficios respetables 
de amigos que cerraron los ojos
y no supe más de ellos
de citas en el olvido 
y proyectos sin cimientos. 

Nunca estás preparado para vivir 
ni para dormir
si has llegado despierto 
al final del cuento. 

Las noches que no morimos
porque no nos fiamos de los sueños. 

© Mariano Crespo

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