Si mis dioses no creen en dios
adónde irán los rezos
por mi salud y mi cielo
de quiénes velan por mi nombre
y lo susurran en verso.
Son como regalos
para un hijo que no tuvimos
en esas tardes tan largas
sembrando vientres
y bebiendo libros.
Los hombres que no fui
visitan las ciudades que no he visto
y me envían postales
para hacerme daño
las noches en que estoy solo
y no duermo porque no me fío
de los sueños.
Esas ciudades
a las que querrías llegar
tras leer la carta del adiós
que creías un hasta luego.
Nunca estás preparado para nacer
y mucho menos para llegar a muerto.
Nunca estás preparado para crecer
pero no te respeta el tiempo
y te despides de esquinas
de vocaciones
de abrazos sin texto
y palabras sin beso.
De oficios respetables
de amigos que cerraron los ojos
y no supe más de ellos
de citas en el olvido
y proyectos sin cimientos.
Nunca estás preparado para vivir
ni para dormir
si has llegado despierto
al final del cuento.
Las noches que no morimos
porque no nos fiamos de los sueños.
© Mariano Crespo
adónde irán los rezos
por mi salud y mi cielo
de quiénes velan por mi nombre
y lo susurran en verso.
Son como regalos
para un hijo que no tuvimos
en esas tardes tan largas
sembrando vientres
y bebiendo libros.
Los hombres que no fui
visitan las ciudades que no he visto
y me envían postales
para hacerme daño
las noches en que estoy solo
y no duermo porque no me fío
de los sueños.
Esas ciudades
a las que querrías llegar
tras leer la carta del adiós
que creías un hasta luego.
Nunca estás preparado para nacer
y mucho menos para llegar a muerto.
Nunca estás preparado para crecer
pero no te respeta el tiempo
y te despides de esquinas
de vocaciones
de abrazos sin texto
y palabras sin beso.
De oficios respetables
de amigos que cerraron los ojos
y no supe más de ellos
de citas en el olvido
y proyectos sin cimientos.
Nunca estás preparado para vivir
ni para dormir
si has llegado despierto
al final del cuento.
Las noches que no morimos
porque no nos fiamos de los sueños.
© Mariano Crespo
Quizás las canas nos den fuerza para saber zurzir los descosidos.
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