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martes, 19 de julio de 2011

Crónica veraniega al uso

Es conocido por todos que, en los tiempos de estío, los diarios publican narraciones literarias, alguna que otra noticia inverosímil en otra estación como las denominadas “serpientes de verano” y algún estudio sindical de transcendencia, porque la única manera conocida desde sindicatos y organizaciones sociales de que sus estudios e informes sean publicados es esperar al tiempo en el que los redactores no logran con facilidad cerrar los huecos. (Tras lo sucesos, los accidentes de tráfico, algún escandalo sexual en una Sauna. Lo que sucede en los miles de frentes militares abiertos en el mundo no conviene en época de bronceadores).



Particularmente, a mí es una época en la que, por todas las características narradas, la lectura del diario se me hace sumamente más agradable que el resto del año. Quizás porque tengo sobredosis y hartura de tanta intoxicación de los grandes gabinetes de prensa, encargados en cambiar la realidad por su “realidad”. Y en trasladar a los medios el mensaje “Cómo no”, cuando la sociedad grita “¡No como!”.

Hoy, 19 de julio, me ha sorprendido el diario “Público”, como también lo hizo ayer por la cobertura lógica que dio a la información sobre golpe de estado del 18 de julio, mientras que algún que otro diario (que acaba de cambiar de socios financieros) ignoraba casi la infamia de Franco y, sin embargo, en tan señala día, daba un golpe de estado editorial contra Zapatero, con articulo de Consejero Delegado como apoyo aéreo.



A lo que iba, me ha impactado una noticia de la que se hace eco el diario Público. Bajo el título de “Desvelado el secreto de una hormiga que práctica el sexo a escondidas”. El diario señala en un subtítulo que “la reproducción sexual explica el éxito geográfico de este insecto, que hasta ahora se creía asexual.

En principio caí en una suerte de melancolía pensando en que este tipo de excitantes y morbosas noticias se publiquen en fechas cercanas a la visita de un pontífice pero, tras un rato de reflexión, consideré que precisamente lo que demanda la jerarquía católica es lo mismo que practican las pías hormigas: que se haga lo que se haga, (incesto, sodomía, pederastia) se haga con discreción sin publicidad. Incluso hasta para la inocente paja o gayola la iglesia demanda, como para la limosna (no deja de ser en el fondo una auto-limosna) que “tu mano derecha no conozca lo que hace tu izquierda”.



Cualquier noticia, por mínima que sea, te puede llevar desde el cero al infinito, desde la pequeña reflexión hasta una cosmogonía.

Y esto lo digo porque pensando en las diligentes, fornicadoras y discretas hormigas he comenzado a entender la biografía política de Alfredo Pérez Rubalcaba. Siempre tan discreto, tan en la sombra, tan inteligente que aun siendo brillante logró durante años pasar desapercibido.

Y quizá por la leyenda arrastrada, se comentara hace años en cenáculos esa maldad que, las lenguas viperinas atribuyeron a Alfonso Guerra: “Rubalcaba, Rubalcaba, que en cuanto te vuelves te la clava”

Como San Francisco ha debido aprender de las humildes hormigas.

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