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jueves, 23 de agosto de 2012

Sin Godot, ni nada, ni nadie



 
Nunca había visto a los oráculos
tan cómodos en el pasado
tan ciegos por un sol hostil
cuando vislumbran el mañana.

Tampoco conocemos con exactitud
en que territorio se asienta nuestra alma
aunque yo aventuro que se asemeja
a la palabra inquietud.

Nadie sabemos nada.
Quién tenga una certeza que hable.

Plantados en el llorón sauce
crucificados en la encrucijada
de si limpiar el revolver
o sentarse en el sofá
o leer a el Apocalipsis
según San Juan
o el Wall Street Jounal.

No sirven los cócteles Molotov
ni crecen claveles en los fusiles
ni hay médicos con boina argentinos
en las contiendas de información´
de las batallas sin guerra.

Gobiernan los paraísos fiscales
en el infierno sin Dante.

La cabeza de muchos ciudadanos
oscila entre el dilema de,
como dicen las mujeres,
no saber si coger criada
o ponerse a servir.

SOS. No creemos en Godot.
Aquí estamos esperando algo o alguien que no tiene nombre.


© Mariano Crespo Martínez



                

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