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miércoles, 21 de enero de 2015

Vida


Eso que ahora me hace tanto daño 
yo lo he hecho antes,
por eso no juzgo, 
tampoco apunto en libretas negras
ni tomo medidas para trajes
y por eso, también, ay, soy más vulnerable. 

No soy mejor que tú.
Hubo un tiempo en que con bondad 
espontánea sembré cadáveres.

Ahora podría ser malo,
peor que nadie, 
pero sucede que me gusta mi cara 
y mi andar desgarbado por la calle. 

Ahora puedo firmar mis pasos, 
poner a mi nombre las palabras 
que salen de mis labios
y dar apellidos a mis silencios
porque ya no escapo de mi sombra
ni comulgo dioses de masas
y no tengo propósito de enmendarme.

Ahora solo quiero, amor, profanarte
 
y reivindicarlo en favor de la belleza,
en la cotidiana lucha contra la barbarie
y que los titulares de prensa de mañana
si tienen vergüenza, callen,

© Mariano Crespo


1 comentario:

  1. VIVIMOS... en tiempos convulsos de renacientes dioses que nos hacen comulgar con ruedas de molino. Y abrimos la boca, cada vez más para tragar y callar.

    El infierno está empedrado de buenas voluntades. Y de cadáveres. Nosotros, quizás.

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