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sábado, 12 de abril de 2014

El envés



Las espaldas desnudas de las mujeres 
son lisas como llanuras manchegas 
o con gotelé y lunares
pero llevan la maldición 
de que vestidas son la última postal 
de los santos lugares. 

El detrás de las mujeres
tiene la enciclopedia 
ilustrada del planeta 
a fuerza de haberse echado 
la historia a cuestas.

Al frente
el fuego volcánico de sus pechos,
el agua salada de su vientre
con el sexo herido,
labrado,
para la simiente.

Y dos botones de gata o faro
que guardan la luz 
y la desprenden.

Al frente 
de las mujeres
el futuro y el pasado 
hecho presente. 

Te percatas
de estas bendiciones
cuando las mujeres 
te dan la espalda vestidas 
porque languidecen
siete de tus siete vidas
y porque 
-en la más benigna de las opciones-
se apagan los candiles y te mueres. 

© Mariano Crespo

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