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lunes, 8 de septiembre de 2014

El observador


Hay mujeres que se dejan besar con pasión
y consienten desprenderse del disfraz 
tras recibir mensajes al oído, 
con la discreción del aliento suave.
Lo he visto desde muy joven
en el barrio, 
en el cine,
en el baile, 
y por las calles.

He dedicado mi vida a investigar esas contraseñas
para acceder desde los labios a los más bellos parajes. 

Dicen que amo la poesía. 
Una manera como otra cualquiera 
de etiquetar este gusto por la palabra, 
las flores ocultas y las llaves.
 

© Mariano Crespo

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