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martes, 16 de septiembre de 2014

Tiempos livianos


Amé la frivolidad 
como arma contra tanto cretino 
que se creía más ilustrado 
cuanto más serio. 
Vivía en un país en donde el más triste
era candidato a académico.
Ahora, extendido este culto a lo etéreo,
a lo vacuo, a lo estúpido,
reivindico el rigor, lo sólido, 
la inteligencia cono fondo del ingenio, 
antes de que nos elevemos a la nada
por livianos, por escasos de peso.

© Mariano Crespo


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