A los que se marcharon sin conocer la ruina
Nadie sale incólume en una
generación 
que abdicó de sus sueños.
que abdicó de sus sueños.
En la mía, empezamos a
colocar 
demasiado rápido nuestros retratos
en los palacios de las grandes palabras.
demasiado rápido nuestros retratos
en los palacios de las grandes palabras.
Creíamos que nuestro traje
de los domingos
ya no lucía los lamparones de siglos de mugre.
ya no lucía los lamparones de siglos de mugre.
Fuimos postmodernos sin
pasar por el parvulario 
de la modernidad,
y cuando llegamos tarde al futuro
nos habíamos dejado la cabeza
en la consigna de la estación.
de la modernidad,
y cuando llegamos tarde al futuro
nos habíamos dejado la cabeza
en la consigna de la estación.
Ahora, deambulamos por  los retretes públicos 
eludiendo nuestra derrotada imagen en los espejos.
eludiendo nuestra derrotada imagen en los espejos.
Pero algunos rozamos el
amor en el vertedero
y eso no redime pero reconforta.
y eso no redime pero reconforta.
© Mariano Crespo

 
 
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