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lunes, 5 de octubre de 2015

Carta



Amor mío, 
te pienso sobre un papel en blanco 
sin herirlo con palabras,
porque con los años me atrapa 
un temor a vestirme 
y quedarme desnudo
un desamparo sin bufanda de invierno, 
un párrafo sin adjetivos,
un perro sin caricias de ciego.

Tal vez sea 
porque ahora,
- cuarenta años tras la toma del veneno -
ya sé qué significa te quiero,
y no lo escribo en vano
ni gasto besos en despedidas
ni tomo trenes en los aeropuertos.

Por lo demás, 
no te cuento
que zurcí el bolsillo donde guardo el cariño
y que ya solo despliego las alas cuando vuelo.

El amor es parco, 
le bastan cuatro letras para cobijar el misterio,
para nombrar el jardín,
para sellar con la boca un pacto eterno. 

Te pienso en silencio
como un pájaro cansado 
como un sabio frente al mar 
como la luna tras el eclipse,
como la ceniza de un orgasmo,
que fue tormenta y luego fuego
y, al séptimo día, tú y yo, barro.

Amor mío, dolor mío, te hablo cuando me callo.


© Mariano Crespo

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