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lunes, 8 de octubre de 2012

Ritual para corazones rotos



Para que el corazón quede limpio para amar
es necesario el rito de purificarlo
con el exorcismo inverso
y así el estiércol nutrirá la tierra.

 
Consiste en sacar del baúl el odio
bajo la mirada de la luna llena
y aullar el nombre causante de la herida
hasta la ronquera.

Con el desgarro de un cantaor ebrio
vomitar la llaga y su lamento
con el asco en pleno y el húmedo desprecio
del llanto para dentro.

Freud, el austriaco, el checo,
sabía bastante de estos sortilegios
y les llamó catarsis por no llamarles jaleo.

A la mañana siguiente poner la colada
con la ropa que se empapó de un sudor
tan mezquino, fangoso y feo.

Y llevar un ramo de rosas al cementerio
para perfumar las tumbas en que defecaste
sobre sus muertos.
© Mariano Crespo Martínez 





         
                           

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