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domingo, 19 de abril de 2015

Infierno


Un día me llamaron para comunicarme

que habían aprobado la plaza de la Residencia 
que solicité para mis padres. 
Ellos habían cometido el grave error 
de morirse unos meses antes. 
No supe que contestar,
pero tras ese instante 
albergo la sospecha 
de que hay recados que llegan 
desde ese oscuro sitio 
de ese ámbito abominable
que archiva las fotos de boda 
de los divorciados,
el altar del desamor eterno,
los patucos del niño 
que naufragó en el parto. 
Yo, perdónenme, no soy creyente,
pero, olvídense de mí
si buscan un ecuánime que el infierno niegue



© Mariano Crespo

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