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lunes, 28 de enero de 2013

En armas de amor



                           "Si no robé la aurora de los cielos,
                      si no la robé,
                      ya la robaré".

                     "Pirata" del poemario "Marinero en tierra".


                               RAFAEL ALBERTI


                                                                                                 
                                                                                      Para P. M. B.


Los mensajes encriptados de la mente.


La mágica imagen del 17 de septiembre
en un escaparate de caminos
y nosotros tan descalzos
como un pobre ciempiés.


No se devalua tu moneda con su uso.


Los pájaros siguen trinando en las vísceras
de un adolescente que pega décadas
en el álbum de una biografía a la que falta final.


Un dia de estos te como a besos y me atrevo.


Un día cualquiera que tengo en la memoria
más cada día recuerdo menos fechas del futuro.


Voy a tener que apuntar los augurios en la agenda.
Los placenteros pronósticos en agosto.


Estoy en pie de amor.
En alzamiento.
En armas de amor.
En almas.


Me delatan estos ojos que desnudan las acacias.
Esta manera de humedecer los labios me delata.


La traidora maquinaria del instinto.
La mecánica antigua de un corazón tatuado con tu nombre.
La vieja costumbre de llevar caramelos
en el bolsillo por si un niño.


Por si un beso se emancipa de mi cuerpo.
Por si me dices no y no te creo.
Por si me dices sí y me la juego.


Por si las moscas caemos en la miel.


Por si la piel quiere.
Por si quiere la piel.


Por si no sabemos leer
lo que ya está escrito en el papel.


Suelo pregonarlo y no me toman en serio.
Tetuán con tu aliento hace frontera con un oceano nada pacífico.


Navegar por tu vientre es mi pasión
sin brújula
con misterio.


Voy a empeñar el reloj
para comprarte el tic-tac del tiempo.


Voy a decirte que te quiero a la menor ocasión.


Voy a cantarte je t'aime al oído
en el francés que aprendí en el París que nos queda.


En el rincón donde guarda los dientes mi amigo el ratón.


Por si un día me decido a escribirte a mordiscos
en la espalda las dos partes mágicas de mi cuento de amor.




© Mariano Crespo Martínez






                         
                         

                      

                  

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