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viernes, 24 de mayo de 2013

Amapola




                                         a Ani Moreno, que ama polas, ama


Al punto que el campo de amapolas

cerraba los ojos,


la niña se despertaba.

Turbada de rojo, enrojecida,

ardiente y encarnada,

flor en carne herida.



Y en el ojo, chispitas de vida,

lumbre en la húmeda mirada
.



© Mariano Crespo Martínez






                    

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