De todos las afliciones
que el ser humano padece
en su condición,
de las que más abomino son las que el mismo
se infiere.
Por eso aquel que ama al semejante
es un espiritu noble
porque está amando
al posible hacedor de la belleza
y a sus vez, de igual modo,
al posible hacedor de la barbarie.
Quizá ya es sabio
y esté empezando a perdonarse.
© Mariano Crespo Martínez
Creo que el perdón a uno mismo es el más difícil de otorgar. El camino hacia la sabiduría, a veces, se torna bucle.
ResponderEliminarGracias, una vez más, por engrandecernos con tus versos.