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lunes, 28 de mayo de 2012

La vida para quien la trabaja


 
 

 Mi madre se suicidó de muerte natural.

Dijo que se iba a ver a su hija
y le sobraban médicos para ese viaje.

Conozco los ojos de niños
con embarazos voluntariamente truncados
porque vi los ojos de sus madres.

La vida para quien la trabaja.
Los templos carecen de piedad y útero.
Ningun ser humano es un código de barras,
ni un angelito en el limbo

ni un vegetal sagrado.

Vomito cuando hablan curas, autoridades sanitarias y jueces.
De ese rio individual que desemboca en la vida no entienden.
Ni quieren.
La muerte se paga al contado, las hipotecas son un atraco.
© Mariano Crespo Martínez

               
                

3 comentarios:

  1. Lo he leído y releido, profundo y duro como
    la Vida misma. Genial como siempre.
    Tus poemas siempre tocan en lo más hondo.
    Un beso mi querido Poeta;)

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  2. es genial
    cruel pero no tanto como la muerte, esa que se paga al contado. gracias!

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  3. Otra dentellada en mis entrañas.

    Gracias, Mariano.

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