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sábado, 29 de diciembre de 2012

Protegido por la luz




Mis enemigos me honran
hurgando por los rincones oscuros sin hallarme.
Me sobrestiman pertinazmente.



Un afortunado día,
a buen seguro laborable,

darán con mi fantasma de cuerpo presente.


El único lugar seguro,
amplio y confortable,
resulta ser mi escondite bajo la luz.

Allí soy inexpugnable.

Lo evidente es la mejor guarida
contra cazarrecompensas de la escuela del avestruz.


Nunca creas un cuento contado por contables.



Mi leyenda no es mi vida.
Ellos lo ignoran. Lo sabes tú.


Bajo la luz, como bajo las alfombras, no mira nadie.





© Mariano Crespo Martínez
©
fotografia de Mercedes de Rueda






                     

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