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sábado, 16 de junio de 2012

Oasis





 Cuentan aquellos que quedaron abandonados a su suerte
en las hostiles arenas del desierto
o en la calle principal de su pueblo
que hay que tener respeto a las oasis.

Los engaños de lo sentidos residen cómodos en los hombres solitarios.

Para que un oasis sea realidad y no un cruel invento de la soledad
hay que palparlo,
hay que cobijarse del desprecio bajo sus palmeras,

hay que saciar la sed en el agua que mana,
hay que intimar con la placidez a su vera.

Hay que preguntarle, sosteniendo la mirada, si es un oasis.

Una respuesta afirmativa  te indicara que estás errado.

Los oasis niegan su condición por timidez, desencanto
o una inexplicable modestia.

Hay un oasis en mi barrio que por tu nombre responde y tiene tu misma cara.
 


 © Mariano Crespo Martínez


                  
                       

2 comentarios:

  1. Preciosas palabras las que encierran el oasis de tus versos Mariano. Me encanta! Me encanta sorprenderme en tus poemas!

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  2. Y a mi me encanta que lleguen al corazón.

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