Con mi padre que era muy parco en palabras
hablo más tras su muerte
de lo que conversamos durante la convivencia.
Mi padre era como los mantas
acostumbrado a dar calor sin decir palabra.
Sin embargo con mi madre hablo menos
porque ahora que está callada
la entiendo mejor que cuando su presencia
era una emboscada entre la niebla.
Conmigo todavía me enfado
y me suelto alguna reprimenda
porque no me tengo cogido el punto
y porque todavía tengo arrebatos
que no hay dios que entienda.
Por lo demás, hay gente con la que no hablo
y no quiero hacerme a la idea
de que reanudaremos la charla
cuando uno de los dos se muera.
© Mariano Crespo
hablo más tras su muerte
de lo que conversamos durante la convivencia.
Mi padre era como los mantas
acostumbrado a dar calor sin decir palabra.
Sin embargo con mi madre hablo menos
porque ahora que está callada
la entiendo mejor que cuando su presencia
era una emboscada entre la niebla.
Conmigo todavía me enfado
y me suelto alguna reprimenda
porque no me tengo cogido el punto
y porque todavía tengo arrebatos
que no hay dios que entienda.
Por lo demás, hay gente con la que no hablo
y no quiero hacerme a la idea
de que reanudaremos la charla
cuando uno de los dos se muera.
© Mariano Crespo
Hay quienes hablan como dando estocadas de espada; mas la lengua de los sabios (y los poetas) es medicina.
ResponderEliminarCuando hablas con versos se te entiende todo.