A veces me derrumbo
recordando
vidas desgraciadas
con finales de miseria.
Yo he metido en la nevera
el cadáver de una bella adolescente
a la que se le fue la mano
con la desesperación de un beso perdido
cuando había nacido para morada de dioses
o marcapáginas de un largo sueño.
Yo he arrojado al Duero
el paso roto de un buitre carroñero
atropellado por un coche
como un vulgar peatón o un insecto.
Yo he visto llorar en soledad
sin la misericordia de hombro
o pañuelo ajeno
al dueño de la voluntad de un pueblo
arrojado en caída libre
del pedestal al silencio.
Con estas heridas abiertas
tal vez entiendan
que hay noches en que necesitaría rezar
sin una razón concreta
y con un miedo de altar mayor
de catedral obscena.
Y quiero que sepan
que hago un callado grito de auxilio
pero ningún dios sintoniza mi frecuencia.
© Mariano Crespo
recordando
vidas desgraciadas
con finales de miseria.
Yo he metido en la nevera
el cadáver de una bella adolescente
a la que se le fue la mano
con la desesperación de un beso perdido
cuando había nacido para morada de dioses
o marcapáginas de un largo sueño.
Yo he arrojado al Duero
el paso roto de un buitre carroñero
atropellado por un coche
como un vulgar peatón o un insecto.
Yo he visto llorar en soledad
sin la misericordia de hombro
o pañuelo ajeno
al dueño de la voluntad de un pueblo
arrojado en caída libre
del pedestal al silencio.
Con estas heridas abiertas
tal vez entiendan
que hay noches en que necesitaría rezar
sin una razón concreta
y con un miedo de altar mayor
de catedral obscena.
Y quiero que sepan
que hago un callado grito de auxilio
pero ningún dios sintoniza mi frecuencia.
© Mariano Crespo
*tampoco las mías.aquel impertérrito [semi]dios
ResponderEliminarmudó, mudo, de frecuencias!
abrazos
Lo mejor de derrumbarse es volverse a construir. Pero sin la ayuda de esos díoses sordos, porque solo ven la TV.
ResponderEliminarBeso fuerte.