En el colegio nos leían las notas en el comedor
para escarnio público de los derrotados.
para escarnio público de los derrotados.
Decían tu nombre
te ponías en pie
y leían tus calificaciones
entre silencio de lentejas
o algarabía de cuatros.
A los tontos oficiales
se las decían dos veces y despacio
para general regocijo
y privado espanto.
Dicen que para ser alto
siempre es necesario alguien más bajo
Había un tipo,
dos veces listo
en aquel conjunto
de candidatos a mentecato.
Copiaba sus notas
en múltiples copias
y las desperdigaba por el patio.
Los incautos las recogíamos
y se las devolvíamos
lógicamente inquietos
de tanto sobresaliente extraviado.
Un éxito sin padre
es derrota tanto como huérfano.
Me da miedo
peguntar por él.
Dicen que para estrellarse
no hay como subir muy alto.
Al menos es una idea muy extendida
entre los suspensos y los bajos.
© Mariano Crespo
Las peores caídas se deben a subir demasiado deprisa, claro... quien puede ser tan mentecato, no todos tenemos ese "don".
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