Bailando lento con música italiana.
El papel pintado Colovall era testigo.
Y el calendario con los dias festivos
iguales al rojo de tus labios, de tu boca.
Tu ponías las manos aduaneras en mi pecho,
que siempre tuvo vocación
y deseo de saltarse todas las fronteras.
La taquicardia, la testiovulación con granos,
un condón robado de la mesilla de mi padre
que caducó con tanta espera.
Meter la mano entre los muslos
ay, para, para, para.
Desde luego, siempre estás con lo mismo.
No me respetas.
Mujer, solo un poquito.
Ya me conozco esos poquitos.
La noche que llega.
Y ahora en mp3 lloro,
recuerdo, me asalta una rabia
blanda.
Suena el muerto Lucio Dalla.
© Mariano Crespo Martínez
Que maravilla de recuerdo adolescente...
ResponderEliminarAsí era la época. Un tiempo de fiebre y de descubirmientos.
EliminarGracias por tu opinión, Patricia.