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martes, 13 de marzo de 2012

Retrato de caos y niño


Tenía un rompecabezas
regalo de mi padrino
con cubos de seis caras
y una caja china decorada en chino.

Es de mis primeros recuerdos
quizá el que más me quedó grabado.
Debería andar y poseer cuatro años.
Frente a esos dados de paisajes troceados
pasaba horas sentado.

Era la perplejidad hecha hombre enano.
 

Construía mi interior con trocitos magicos.
No recuerdo que completase una estampa
de cualquiera de los seis enigmas.
No recuerdo que tuviera guía o plano.
Yo me ensimismaba con las seis caras
hasta que mi madre me levantaba
y guardaba todos mis mundos
en la caja del laberinto chino.
 

A veces creo que sigo siendo el niño
que nunca comprendió el juego
pero jugó con él hasta el delirio.
 

La razón no consituye ni el final
ni el principio.



El mundo es un caos a la captura de un niño.

© Mariano Crespo Martínez


                          


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