Hay una escena que te aconsejo
que recuerdes.
No. No es la manida
en la que él requiere, febril y borracho,
a Joan Crawford
que le mienta
y le diga que nunca
le ha dejado de querer
ni le ha olvidado.
Cosas de los hombres
cuando se ponen niños y estupendos.
No, no es esa la que pido
que traigas de la memoria.
Es la que recoge ese instante de Johny Guitar
en que un vaso está a punto de caer
al suelo.
Se palpa la tensión,
que precede
al inevitable tiroteo.
Pues esa mano, la mano de Johny,
que, sobrio y bello,
recoge el vaso
es la que ahora en la política
mundial yo echo de menos.
Estamos rodeados por los cuatreros,
con el sheriff comprado
y con todo el pueblo con miedo.
Los domingos por la tarde
me da por recordar western.
Me siento un niño
que el lunes no quiere
ir ni a la vida ni al colegio.
© Mariano Crespo Martínez
Que bueno Mariano, que buen poema y que peliculón, a mi padre le encantaban las pelis del Oeste.
ResponderEliminarBesos
Y a mí, muchas gracias por tu generosidad de siempre. Yo lo primero que escribí con 14 años fue una novela del Oeste. (mala y pretenciosa, pero fue un intento)
ResponderEliminarUn beso