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martes, 6 de marzo de 2012

Me dan pena




Mi madre me preguntaba
si había ido a misa el domingo.
Yo había jugado a las chapas
y comido pastillas de leche de burra

a la hora de comer a dios.
Entonces ella me preguntaba
qué había dicho el cura.
Yo le narraba con todo lujo
de detalles una brillante homilía
sobre los avatares del nazareno
que culminaba sobre la conveniencia de ser buenos.
Mi madre se hacía la tonta o la convencida.
Conforme con mi relato me hacía sentar a la mesa
de la paella del domingo
con tanto arroz y chirlas,
con tan poca chicha.
Dios escribió una novela aceptable
cuya interpretación siempre
debería termimar con la conveniencia
de ser buenas personas.
Luego vino la iglesia a liarlo todo.
Conviertieron el libro en sagrado
y no en una joya de historias,
leyendas, divertimentos,
y organización de los hebreos.
Curiosamente de la lectura del libro
sacan modelos de gobierno,
sistemas de economía,
pautas para el sexo,
desigualdades de género,
límites a la ciencia,
en catecismos educativos
para moldear las mentes de infantes tiernos.
Han confundido el amor con el sistema.
No se han leído bien la novela.
No le han sacado la chicha.
No disfrutan.
Por eso soy agnóstico.
Por eso, anticlerical.
A los críticos literarios les gustaría ser autores
o que el autor dijese lo que ellos dirían.
A los teólogos no los entiende ni dios.
Por eso me dan pena.

 
© Mariano Crespo Martínez



                                     

4 comentarios:

  1. Muy bueno Mariano,me encantó,un abrazo!

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    1. Gracias, Silvina, siempre me encanta saber que hay alguien del otro lado.

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  2. También te lo digo aquí mientras lo releo es magnífico este poema, un abrazo

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    1. No sabes lo agradecido que estoy por tus mensajes de aliento.

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