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lunes, 25 de febrero de 2013

Un hombre no está preparado para las verdades


                "Nunca es triste la verdad,
                 lo que no tiene es remedio".


               De una canción de
JOAN MANUEL SERRAT


Un hombre que viste de impoluto blanco,
y habla dios cuando su boca habla
está preparado para todo.



Un hombre no está preparado para nada
lo estuvo para todo cuando era niño,
cuando fue libro blanco,
labrada tierra en espera de semillas.


Cuando yo fui una piscifactoría sin peces
estaba preparado para creer en un dios uno y trino,
en una infinidad de dioses,
una posibilidad de Olimpo.


Pasarían años
hasta llegar al altar
de una diosa razón
con tetas llenas de libros como leche.


Un niño no está preparado para ser un descreído.

Come mentiras con chocolate y mata a los indios
con la energía del general Custer.


Un hombre no está preparado para ser piscifactoría
sin peces, sobre todo si todos los que pescó fueron una fábula
para satisfacer su ego
y ser pescador como San Pedro.


Un hombre no está preparado nunca
para conocer no una sino LA verdad.



No que su vida es una mentira
-eso lo admite cualquiera menos un mentiroso compulsivo-
sino que la gente que amaba,
sus amigos,
sus confidentes,
tal vez su amante,
su secretario,
y hasta el socorrido mayordomo,
le engañaron miserablemente.


El hombre,
vencido, humillado,
que acepta que no es San Pedro.
quizá se pusiere a rezar como si pudiere creer en peces.


O a pescar a dios
con un viento de poniente.


Un hombre no está preparado para las verdades
tras
edificar su vida sobre La Verdad,
ese cimiento improbable.



© Mariano Crespo Martínez




                         
                            

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